España: el tocar se tiene que acabar

Tocar, tocar, tocar, tocar. Bostezo. Tocar, tocar, tocar, tocar, tocar. Silbido. Tocar, tocar, tocar, tocar, ocasión manifiesta, volver a tocar. Aburrimiento. Eso fue España contra la débil Macedonia. No se dejen engañar por lo abultado del resultado: la Selección no tiene gol y sigue pretendiendo jugar a algo a lo que ya no puede.

Parece que la experiencia en Brasil no haya existido. Ahí sigue don Vicente en el banquillo. Continúa Casillas en el campo. Y salvo Paco Alcácer, el resto de los titulares también estuvieron en el fracaso mundialista. Delante un equipo simple y con poco fútbol. Desde luego, no era Alemania.

Y ahí salieron estos chicos con la premisa de tocar y tocar. Y volver a tocar para tocar de nuevo otra vez. Y provocar que el público murmurase en varias ocasiones. Especialmente en una jugada extraordinaria que dejó a Silva sólo delante del portero y optó, como no, por tocar hacia atrás. La sacó la defensa de Macedonia. Y a la afición, a la que lo que le gusta es celebrar goles, no le gustó.

¿Cuántos partidos así ha tenido España en las fases de clasificación? Decenas. Pero esto ya no sirve. ¿Cuándo se ponga delante Alemania, Brasil, Argentina u Holanda vamos a volver a ponernos a tocar hasta que se aburran? No, porque esos te la quitan. Y ya sabemos lo que pasa: cinco goles para arrancar el Mundial nos lo recordarán toda la vida.

Ese juego de toque, que tantos éxitos nos trajo al fútbol español, funcionó por un doble motivo: la sorpresa en los rivales y, por encima de todo, Xavi Hernández. Lo de la sorpresa es porque en la Eurocopa 2008 sorprendimos a todo el mundo. En el Mundial de Sudáfrica ya costó un poco más y en la Euro 2012 sólo se brilló en la final. Ya no sorprendíamos a nadie.

Y lo de Xavi es porque era excelso. Él canalizaba ese juego de una manera que, probablemente, nunca más pueda hacerlo un futbolista. Y no, señor Del Bosque, Koke no es Xavi. Koke es Koke. Un fantástico jugador que marcará una época seguramente pero que no tiene las cualidades del 6 del Barcelona. Y punto.

Ya está bien con tanto tocar. Luego pasa lo que pasa: los rivales saben a lo que jugamos, nos esperan y nos cazan. Y no lo hará Macedonia, por supuesto, pero cualquier otra selección importante hubiera destrozado esta noche a España en el Ciutat de Valencia.

Por supuesto que Diego Costa puede ser un futbolista maravilloso para la Selección. Pero hay que jugar a otra cosa, no intentar pensar que es el mejor Villa. Digo lo mismo que antes: señor Del Bosque, Diego Costa no es David Villa. Necesita otra manera de funcionar y esto de tocar, tocar, tocar, tocar y volver a tocar no lo es. O deje de traerlo o cambie el sistema, pero no siga forzando porque nunca saldrá bien.

Lo único positivo del partido es que se arrancó la fase de clasificación para la Eurocopa de Francia con una victoria. Que por alguna cabeza ya sobrevolaba la derrota tras la debacle del Mundial de Brasil. Ahora que vuelva el fútbol de clubes y esperaremos a la siguiente para volver a ver a La Roja tocar, tocar, tocar, tocar y tocar.

bluebird Comunicación
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