Este Mundial llega cansado. Sin fuerzas. Como sin avisar. Es una sensación extraña para los que nos gusta el fútbol y adoramos los mundiales. Lo confieso: para mí, un Mundial de Fútbol es la mayor expresión del deporte. En estado puro. Lo disfruto desde el primer minuto al último. Quizás el hecho de haber ganado en Sudáfrica me haya quitado esa mística que tenían estos torneos en el pasado.
Pero Brasil 2014 llega cansado para muchos aficionados al fútbol. Y para los futbolistas. Las ausencias son notables. Las lesiones excesivas. Y el estado de forma en el que llegan algunos futbolistas punteros al campeonato es toda una incógnita. Cristiano sigue sin jugar desde la final de Champions. Messi va a tirones. Özil sigue vagando en su propio mundo. Diego Costa es una incertidumbre…
Y este Mundial llega envuelto en una polémica por la situación social de un Brasil que se muestra hastiado en las calles. No todo es fútbol y samba, por supuesto. Está claro que los manifestantes saben que van a tener un eco brutal durante estos días en los que los focos de medio mundo estarán puestos en aquel país. Y están en su derecho. De organizar eventos por encima de las posibilidades sabemos bastante en España. No olvidemos Madrid 2016, Madrid 2020… y lo que nos queda.
Pero volvamos al fútbol. Todo Mundial tiene sorpresas, incógnitas, dramas, comedias, dimes, diretes… ¿Quién es el favorito para Brasil 2012? ¿España? ¿La anfitriona? ¿Alemania? ¿Messi… digo Argentina? Nunca se sabe. Quizás estemos ante el torneo más abierto de los últimos años.
Es evidente que España es favorita por derecho. Primero por ser la vigente campeona. Y segundo porque nuestro centro del campo sigue siendo temible. La única pega es que ya no hay factor sorpresa e incluso pasar la primera fase será complicado. Pero ojo, está claro que si la Roja europea (para no molestar a los amigos chilenos) no pasa de ronda será un fracaso antológico.
Luego está Brasil que juega en casa y eso le garantiza la presencia en semifinales. El tiempo dirá si me equivoco pero la Seleçao estará entre los cuatro mejores de su Mundial. Ahora bien, el gran enemigo de Brasil es su público y el pueblo brasileño. El público por la exigencia y porque la leyenda del ‘Maracanazo’ es brutal en aquel país. Y el pueblo brasileño porque no se va a callar ante la injusticia de organizar un evento tan desproporcionado como un Mundial mientras son necesarias profundas reformas sociales. Y que nadie olvide que en dos años vienen los Juegos Olímpicos de Río.
Ahora vamos con Europa. Una Europa a la que no se le dan bien los mundiales al otro lado del charco. Además de España tenemos a las de siempre: Italia estará ahí seguro y de Alemania se espera todo. Francia fracasará otra vez e Inglaterra (ay, Inglaterra) no pasará de cuartos de final. En cambio sí que veo a una Croacia, una Rusia o una Bélgica dando la sorpresa y colándose en semifinales. De Bélgica se está hablando mucho pero es que son muy buenos. Y tienen al mejor portero del mundo en sus filas, algo que en un torneo como el Mundial siempre suma.
Las opciones americanas, además de Brasil, pasan por Argentina y ver el estado de forma de Uruguay. Sinceramente, a Argentina no le veo opciones. O todas las que tienen pasan por el estado de forma del peor Messi de siempre. El jugador del Barcelona no es tan grande como Maradona en lo simbólico ni en lo pasional para sus compañeros y sin un equipo que funcione a su lado, será complicado un triunfo final. Y Argentina no tiene lo que se dice un equipo.
En cuanto a los uruguayos los veo comiéndose el mundo. No me extrañaría volver a verlos en semifinales. Potencial tienen suficiente y hambre tienen más. Y luego está Colombia, el aspirante eterno. Aquella generación de oro de Valderrama, Higuita… que acabó con el asesinato de Andrés Escobar. Pero sin Falcao, pese a tener un equipazo, pierde mucho fuelle.
Pero aquí está ya Brasil 2012. Para mí descafeinado. Supongo que el hecho de que España llegue como campeona del Mundo le quita emoción a la cosa. A lo mejor disfrutábamos más del fútbol cuando nunca pasábamos de cuartos. Probablemente muchos aficionados al fútbol tengamos ese componente masoquista que hace que el sufrimiento, la tensión y el miedo a la derrota (otra vez) te hagan vivir estos eventos de una manera diferente.
Aunque Iniesta se empeñó en lo contrario hace cuatro años en Sudáfrica y ahora, en unos días, el balón volverá a rodar para dilucidar quién se añade una estrella en el escudo de su camiseta.
Ah. Voy a lanzar mi pronóstico de los cuatro semifinalistas: España, Brasil, Italia y Uruguay. Queda aquí. Ya se verá qué pasa en Maracaná.