Volvió a ocurrir. El Real Madrid se transforma en Champions League y siempre cumple. O casi siempre. Esa magia que envuelve a el equipo blanco durante la competición de todas las competiciones volvió a aflorar en el Santiago Bernabeu en el primer partido de Copa de Europa tras la ansiada Décima.
Algunos dirán que el Basilea era un rival menor. Sí, tienen razón. Pero también es verdad que el Real Madrid necesitaba un partido así: con goles ante su público. El inicio de temporada está siendo terrible y hacía falta un revulsivo. Aunque no fuera de la mejor manera y se vieran a lo largo del partido las carencias que el equipo tiene tras los primeros partidos después del parón veraniego.
Y aunque el resultado pueda transmitir lo contrario, tuvo problemas el Madrid frente a los suizos. No de juego y sí de estado físico. Un gran primer tiempo vino seguido de un segundo tiempo ramplón en el que el equipo volvió a partirse en dos. No se sabe el planteamiento físico del Madrid para esta temporada y si el objetivo es avanzar la competición para llegar en el mejor momento posible, pero el conjunto merengue no está bien.
Volvió a ser desarbolado con facilidad por un equipo que apenas tenía pólvora arriba y con escaso juego en el centro del campo. El Real Madrid se hundió físicamente en la segunda parte a la que llegó con tres goles de ventaja tras los primeros 45 minutos. ¿Qué pasará si el resultado no es tan abultado y delante tienen un equipo más serio? Pues pasará lo mismo que pasó contra el Atlético. Exactamente lo mismo.
Y mientras en ataque siempre habrá efectividad, en defensa sigue presentado una fragilidad extraordinaria. El gol fue un claro ejemplo de ello: en tres toques se presentó el Basilea ante la meta blanca y marcó el gol. Y, pese al resultado, tuvo bastantes ocasiones importantes generadas, en varias ocasiones, por el mal hacer de los defensas blancos.
El centro del campo hizo menos aguas que en otras ocasiones. Kroos eficiente como siempre y Modric volvió a ser el futbolista imperial que recordábamos la temporada pasada. Su asistencia a Bale para el segundo gol es una obra de arte. Y James parece que empezó a encontrar un sitio moviéndose entre líneas y asistiendo en ataque.
En ataque volvió a mostrarse, en el primer tiempo, ese Madrid letal que todos temen. Rapidez y mucho movimiento de la famosa BBC. Incluso marcó Benzema. Y un gol histórico: el gol 1000 en competiciones europeas. Casi nada.
Y se acaba esta crónica con la portería. Casillas estuvo bien. Sin más. E hizo un paradón de esos que recuerdan sus mejores cosas. Sin embargo, la cuestión principal es saber cuánto aguantará siendo sometido a un plebiscito en cada partido en el Bernabeu. Y eso ni es bueno para el portero ni mucho menos es bueno para el Real Madrid.