Real Madrid, Atlético, Juventus y Mónaco. Estos son los cuatro equipos que se han plantado, con todo merecimiento, en las semifinales de la Champions League. Los partidos de vuelta pusieron las cosas en su sitio y de disputarán la máxima competición continental las cuatro escuadras que más méritos has hecho en esta ronda recién concluida de cuartos de final.
La primera parada la haremos en el Santiago Bernabéu. Intenso encuentro entre dos inmensos equipos del fútbol europeo. Real Madrid y Bayern demostraron a lo largo de los 120 minutos de fútbol que ofrecieron al mundo un recital con lo mejor y lo peor del fútbol. Quizás los de Zidane se complicaron demasiado la vida en un partido que podían haber controlado mucho antes.
Protagonismo excesivo de un árbitro que perjudicó a ambos equipos, con un clamoroso gol en fuera de juego concedido a Cristiano Ronaldo o dejando que Vidal permaneciera en el campo muchísimos minutos más de los que merecía por sus continuas acciones al límite de la legalidad. Sin olvidar el más que dudoso penalti cometido sobre un Robben que sale al césped buscando contactar con las piernas de los rivales.
Al final, con uno menos, se impuso la superioridad, el físico y la juventud de los madridistas. Tres goles de Cristiano y uno imperial de esa maravilla llamada Asensio, que ha aprovechado la eliminatoria para confirmarse como el futbolista con más futuro del fútbol español y europeo.
Otro que vuelve a las semifinales de la Champions League es el Atlético de Madrid. Solventadas las dudas del inicio de la temporada, los de Simeone ya han cogido la velocidad de crucero haciendo el fútbol que mejor saben hacer y dejando de lado ideas extrañas que parecían venir impuestas desde fuera.
El Atleti es el Atleti y eso son palabras mayores en Europa. Vuelve a ser ese rival correoso, sustentado en un portero sublime, duro en defensa y con una delantera que asusta. Además, la Copa de Europa tiene varias deudas con los colchoneros y, tal vez, estemos en el año señalado para que su afición pueda ver a uno de sus futbolistas alzando al cielo la orejona.
En la vuelta frente al Leicester, los rojiblancos se dedicaron a jugar a lo que saben. Además, se adelantaron pronto gracias a un buen gol de ese especialista de la Champions que es Saúl. El Leicester lo intentó y empató gracias a Vardy, pero se vio incapaz de superar a un Atlético que controló el partido con un fútbol serio y sin mostrar grietas.
No hubo remontada. El espejismo del PSG se estampó con un muro de realidad llamado Juventus de Turín. Aquellos que esperaban el milagro no contaban que tendría que doblegar al que, probablemente, sea el gran favorito para conquistar esta temporada la competición. Los italianos salieron a jugar su partido y, especialmente en el primer tiempo, llevaron el juego siguiendo sus intereses y dando pocas opciones a los azulgranas.
Los de Luis Enrique sí se mostraron algo más convencidos de inquietar a Buffon en la segunda mitad. Pese a todo, apenas generaron ocasiones claras ni demostraron superioridad alguna en el centro del campo. Neymar fue el hombre más destacado del Barcelona, mostrando hambre en cada acción y realizando varias jugadas espectaculares con buenos regates que no encontraron buen puerto.
Messi, por su parte, volvió a borrarse en un partido crucial y apenas se notó su presencia. Todo lo contrario que Dybala que, sin hacer demasiado, cada toque suyo al balón daba sensación de peligro. Partido sin mucha trascendencia ya que el partido de ida fue tan contundente que, probablemente, la fe en la remontada era bastante irreal en la plantilla azulgrana.
La gran sorpresa de esta edición de la Champions League, evidentemente, es el Mónaco. Los del Principado se cargaron a un Borussia Dortmund que, con total seguridad, habrá acusado en el resumen global de la eliminatoria el atentado que sufrieron contra el autobús en el partido de ida. Pero sobre el césped, los de Jardim fueron tremendamente superiores a los alemanes.
Ojo a Mbappé, que volvió a marcar, y junto a Falcao forman una dupla de delanteros que puede causar un dolor de cabeza a cualquiera. Probablemente, porque son los que menos tienen que perder, jugaran con menos presión y eso les hace un rival muy peligroso en semifinales.