La primera vez que escuché a The Three Generations, la banda de Eduardo, José y Alberto, me salió del alma un “suena de puta madre” que no he abandonado hasta el momento. ‘Pillage’ y ‘Poverty in the Land of Plenty’ son los discos, cuyos temas ya han paseado por festivales tan prestigiosos como el Sonorama. Ahora están peleando por tener un hueco en el Azkena 2015. Cualidades, desde luego, no les faltan.
¿Nos contáis quiénes sois y de dónde venís The Three Generations?
Somos un grupo afincado entre Burgos y Soria, en la Sierra de la Demanda. Pertenecemos a pueblos distintos de ese entorno.
¿Cuál es vuestra filosofía cuando os encerráis a componer y escribir y, después, encima del escenario?
En principio la única regla es que cada miembro del grupo tenga libertad para crear lo que va a tocar con su instrumento. Los temas salen a partir de ideas muy simples que vamos desarrollando juntos. Nunca pensamos en hacer un estilo concreto, hasta que no terminamos una canción no nos paramos a analizar de qué rollo ha salido. Creemos que hacer algo participativo sirve para que los tres nos sintamos totalmente motivados al tocar en directo.
No vamos a decir “con la que está cayendo” porque es un topicazo, pero… ¿Es inevitable hacer letras sociales “con la que está cayendo”?
En nuestro caso ha sido inevitable, pero diría que no es lo más común actualmente. Hay cosas en todas las direcciones, y sinceramente eso es bueno. No sería saludable que todos hiciéramos lo mismo y escucháramos lo mismo a todas horas.
¿Os consideráis indies? ¿Se está desvirtuando este concepto?
El término indie hace años que se usa de maneras muy sorprendentes. Hasta Raphael se autodenomina indie. Por otro lado esa palabra también se está utilizando ampliamente como si fuera un estilo musical, en concreto pop de unas determinadas características, pero el término nació como una manera de hacer las cosas sin importar el estilo musical. Por tanto, hoy por hoy clasificar algo como indie no aporta información clara a quien recibe el mensaje. Volviendo a nuestro caso, si te refieres a que somos indies porque autoeditamos nuestros discos y no tenemos contratos con nadie, entonces sí que lo somos.
A veces escucharos es como estar en Londres, en los años 70, pero sólo a veces, porque creemos que una de vuestras señas de identidad son las influencias diversas. Con un resultado brutal, por cierto. ¿Nos equivocamos?
Musicalmente venimos de estilos diferentes que van desde el punk inglés de los 70 al stoner californiano, pero incluyendo también matices de todo aquello que nos gusta independientemente de la época en que se haya creado, y es realmente muy variado. Finalmente, tratamos de darle un enfoque acorde a lo que a nos ha tocado vivir a nosotros.
Además de componer, escribir letras, tocar en directo, os atrevéis con los musicales. ¿Cómo fue ese ‘Jesucristo Superstar’ en Salas de los Infantes?
Vivimos en una zona que necesita actividad cultural, y sabemos que los propios habitantes somos quienes tenemos que involucrarnos si queremos algo. Por tanto no dudamos en meternos de lleno en ese proyecto junto con nuestros vecinos y amigos. Nosotros solo fuimos una pieza dentro de algo muy grande y de un valor enorme para nuestro entorno. Volveríamos a hacerlo.
Vuestro disco se puede descargar libremente a través de Internet. ¿La industria discográfica está obligada a renovarse o morir?
Todo está condenado a renovarse o morir. Así que no hay que perder tiempo en lamentarse sino en buscar el camino
¿En cuántos festivales os vamos a ver el año que viene?
En todos los que quieran contar con nosotros
¿Para cuándo un nuevo disco? Entre el primero y el segundo pasaron cuatro años…
Cuando sea económicamente posible, canciones y ganas no nos van a faltar
Y, para terminar, pregunta obligada: ¿Le haríais un hueco a Bill Murray en vuestra banda?
Sería imposible rechazarlo, después de verle en el Crossroads Guitar Festival sabemos que se atreve con todo. Eso sí, procuraríamos apagar su ampli en los conciertos.
Fotografía: Rosana Abad ©