Hace unas semanas el buzón de MurrayMag recibía un texto de esos que nos empeñamos en llamar Ficciones. Se titulaba ‘La gloria’ y su lectura me estremeció de la cabeza a los pies, no sólo por lo que en él se contaba, sino por una calidad literaria desbordante. Y porque, en Literatura, como en la vida, cuanto más difíciles son los sentimientos que alguien intenta transmitirme, más me engancho a ellos.
Por eso, no me pilló de sorpresa cuando me enteré de que su autor, Rafael Romero, había sido invitado a participar en el Festival Eñe, celebrado este fin de semana en el madrileño Círculo de Bellas Artes.
¿Qué hace un chico como tú en un festival como éste?
Curiosamente, me hice la misma pregunta anoche. Sólo había estado una vez en el festival (en el año 2008, creo), en calidad de asistente. Siendo sincero, puedo decir que nunca me imaginé que alguna vez me fuesen a invitar a participar, pero la vida da muchas vueltas y, aunque no soy fan de lo multitudinario ni de lo fastuoso, ha sido una experiencia interesante. Doménico Chiappe, un escritor venezolano al que conocí hace años en un taller de hipermedismo en La Casa Encendida, elaboró una antología de escritores latinoamericanos residentes en España, que acaba de publicar la editorial Suburbano (Miami, EU) y que saldrá a la luz el otro año bajo el sello Lengua de Trapo, y tuvo la amabilidad de tomarme en cuenta para la selección final (25 autores). A raíz de ello, surgió la invitación para participar en el festival, concretamente en una pequeña mesa redonda en la que conversamos acerca de temas relacionados al hecho de ser escritor fuera de tu país de origen, de los registros lingüísticos que utilizamos, de lo que esperan los lectores españoles de nosotros, etc.
¿Por qué crees que es importante que se celebren “fiestas” así consagradas a la Literatura? ¿La verdadera “fiesta” no sería que cada uno de nosotros se dedicase unas horas a sí mismo, a través de las letras?
El término Literatura engloba y abarca mucho. Las “fiestas”, festivales, ferias, congresos, encuentros, simposios, lecturas, presentaciones… forman parte del engranaje que mueve la cultura literaria, con lo cual, son importantes para quien así quiera verlo y, sobre todo, para quien disfrute y se beneficie de ello. No es un secreto que existen fines utilitarios y está claro que, en muchos de los casos, este tipo de eventos suelen estar pensados para un grupo concreto de personas y por ellos es que funcionan y se vuelven tradición, incluso. Yo asisto muy poco o casi nunca, la verdad; he ahí que quizás mi opinión sea más bien parca y poco reveladora. Mi “fiesta” la hago todos los días, cuando escribo; la resaca me la curo, cuando leo.
¿Qué balance haces de tu paso por el Festival Eñe?
Pues dado que no soy realmente conocido (y con esto quiero decir más bien “leído”) en España, este tipo de actividades siempre resultan beneficiosas, especialmente por el hecho de que tienes la opción de generar nexos y contactos, de conocer y departir con otros escritores con lo que sólo te has comunicado por la redes sociales, etc. Desde ese punto de vista, el balance ha sido bueno. Yo soy más de pasar el tiempo escribiendo a solas, en mi ambiente, pero salir y socializar en estos ambientes, viene bien de vez en cuando. Además, debo decir que me han tratado estupendamente bien en toda la extensión de la palabra.
Decía Borges que uno no es por lo que escribe, sino por lo que lee… ¿Por qué lees y por qué escribes?
Creo que tanto la lectura como la escritura son parte de mis necesidades básicas, casi como comer, dormir o ir al baño, así que las considero ambas importantes y complementarias. Cuando leo, me transporto y huyo. Cuando escribo, escarbo y recompongo. Todo tiene que ver con lo poco atractiva que me resulta la realidad muchas veces, por la complejidad y la ambigüedad de la existencia. La lectura me resulta vital en cuanto me provee entradas, caminos, otras vidas. La escritura, por su parte, lo es también porque me permite salidas, por su carácter lúdico.
Ha habido colas para poder acceder al Círculo de Bellas Artes, ¿la literatura interesa más que nunca? ¿Crees que en ello tiene algo que ver la situación económica y social que estamos atravesando?
No, no creo que interese más que nunca. Lo que hay es expectación y, en muchos casos, pomposidad. Lo importante a destacar no es tanto que un festival o una feria a nivel general funcionen, por ejemplo, si no el trabajo que mantienen las editoriales, especialmente, las pequeñas, que incluso en la situación en la que nos encontramos siguen apostando por publicar libros (de poesía o de teatro, incluso). Insisto, la literatura —aunque no tanto como la ópera— se ha mantenido porque siempre hay masas concretas de población que, económicamente hablando, se pueden permitir comprar libros y tener acceso a todo lo que la literatura y la cultura artística ponen a circular. Es decir, hay una tendencia que permanece. Ojalá, todo hay que decirlo, esas colas fueran para comprar un libro de un autor que empieza; un autor urgido de lectores. Eso sí que sería muy significativo.
Fotografía: Norma G. Núñez Loiza ©