Paso a paso, golpe a golpe, asalto a asalto. O por qué Rocky debería estar en tu vida

No tengo recuerdos de la primera vez que vi Rocky, pero seguramente sería en una cinta grabada del Canal Plus a mediados de los 90, no tendría yo ni diez años. Pero lo que sí puedo decir es que, en la actualidad, me paseo por casa con un batín del Potro Italiano, y tras ver ‘Creed’ hace unos días, me siento aún más contento de llevarlo.

Cuando aún no has hecho la comunión, probablemente Rocky te parezca una película de “boxeo”, de un tipo con la boca torcida que da yoyas. Pero una vez has crecido, las palabras de este chico de barrio van tomando sentido, van cambiando de forma, y Rocky se convierte en la voz de la conciencia. Es cierto, no todas las películas de Rocky son buenas, pero aún en la peor, contiene algún tramo en el que el protagonista te enseña algo, generalmente sobre el sentido de avanzar en la vida y de luchar, de luchar mucho porque «nadie pega más fuerte que la vida».

Los fans acérrimos de Rocky esperábamos ansiosos la llegada de esta precuela, estábamos ávidos de ver a nuestro personaje de nuevo en la gran pantalla, pero ‘Creed’ no es una precuela, es un relevo, y eso se ve muy claramente desde el inicio de la película, en la que Adonis ocupa todo el primer acto, es nuestro protagonista, el papel de Rocky está en la esquina del cuadrilátero, lo sabe y lo sabemos.

El caso es que de repente Stallone ganó el Globo de Oro a mejor actor secundario, algo que yo, al menos no me esperaba, y se me encendieron las alarmas… ¿podría ser ‘Creed’ un peliculón? La respuesta es sí. Y rotundo.

Me di cuenta de esto cuando nos topamos con un Adonis ya adulto, subiendo a un cuadrilátero clandestino. La cámara se lo encuentra y lo acompaña hasta el ring, pero al igual que el espectador se mantiene detrás de las cuerdas, metiéndonos de lleno en la acción… Espera, espera… ¿Un plano secuencia de verdad en una peli de boxeo? ¿En una peli de Stallone? Pues sí. Hay muchos planos secuencia en la historia del cine, no es difícil como concepto, simplemente tienes que seguir la acción sin cortar… Lo difícil es que el plano secuencia tenga sentido, tenga personalidad, y éste primero (que no el único de la película pero sí el mejor) reúne todas estas cualidades, y cala.

Como decía antes, Rocky es una saga que siempre nos ha querido enseñar algo, y mi gran y único temor es que Stallone ya no nos tuviera nada que decir y que ‘Creed’ supusiera una escena en la que cuelga los guantes y cede el trono a otro actor para que haga caja con él… Pero no.

Y te das cuenta de esto cuando, de repente, Rocky se desploma en un entrenamiento. En este momento yo me acojoné, me acojoné de verdad, como si esta noticia me la estuviera dando un conocido o un familiar: Rocky tiene cáncer, se puede morir.

Diréis que este grado de empatía no puede ocurrir con un personaje inventado, yo mismo lo diría, pero con Rocky me pasó, me entró angustia. Entonces es, cuando una vez más, entiendes que después de acompañarlo después de toda su carrera, en la que lo has visto más veces sufriendo que riendo, como cualquier persona en la vida real, Rocky se convierte en tu amigo, y lo que le pase, sea o bueno, te afecta, y esto es así desde que gritó «Adriaaaaaan» al final de su primer combate.

Y, de repente, Rocky ya no quiere luchar, su mujer murió de cáncer y vio lo que se sufría con ello. Pero una vez más, el cine hizo su magia, y nos topamos con que la trama principal sigue la misma estructura que cualquier película de Rocky (conocimiento del enemigo + entrenamiento + combate), pero tenemos una subtrama en la que hay otra combate en curso, y es la lucha contra el cáncer. Qué maravilla. Esto os parecerá fácil de orquestar, pero ya os aseguro yo que no. Cada acierto de esta película está minuciosamente cuidado.

En una parte soberbia de la película, Rocky le dice a Adonis que ojalá pudiera meter todos los buenos momentos que ha tenido en la vida en una bolsa y cambiarlos por un día con su mujer, y así moriría feliz. Aquí nuestro héroe tira la toalla, pero Adonis, su relevo, le indica que le tiene a él, que lo considera de su familia, que tiene que entrenarle para que se vea que no ha sido un error.

Y aquí, a cualquier espectador que le guste el cine, se le enciende la bombilla, y sabe que allí no está hablando ni Rocky, ni Adonis, ni el director, ni el guionista, está hablando Sylvester Stallone. Y en esto hemos coincido tanto Pilar como yo, y seguramente muchos de los que leeréis estas líneas.

Rocky

Rocky siempre se ha tomado a mofa, por esa maldita etiqueta de “peli de boxeo”, curiosamente quien suele decir esto, no ha visto ninguna de ellas… y me dan lástima. Por eso ‘Creed’ es una película en la que Stallone le dice a Hollywood que Rocky va a ser eterno, que su primera película ganó el Óscar, y que cuando él desaparezca quedará su legado. No es Tarantino, ni Scorsese, ni Al Pacino ni De Niro… Es un chico de barrio, que luchó por lo que quería y lo consiguió. Y eso lo puede todo.

Por eso he elegido como título de éste artículo el mantra que Rocky le recita a Adonis, porque es un buen resumen de la película… es otra reformulación de ese «hay que resistir sin dejar de avanzar».

Creo que todo el tema del legado está magníficamente cerrado cuando Adonis abre el regalo de su madre y recibe unos calzones idénticos a los de Apollo Creed, aquí Stallone está diciendo «No eres Rocky, eres Creed, y puedes ser tan bueno o mejor que yo». Todos sabíamos lo que había en ese paquete antes de que lo abriera, pero la emoción la sientes igual, como algo tuyo, por ese factor de empatía que antes comentaba y que muy pocas películas me han hecho sentir a día de hoy.

‘Creed’ no ha venido para pasar desapercibida, si ‘Rocky I’ Iue un peliculón, la primera película de Creed debía serlo también. Y así ha sido. Y el punto de unión es ese epílogo al final de esas escaleras tan icónicas ya de la historia del cine, desde las cuales uno puede ver «su vida entera».

Ojalá te lleves el Oscar, amigo. No habrás hecho mejores interpretaciones que los actores antes citados o algunos más jóvenes como Di Caprio o Fassbender, pero a quien te haya querido escuchar, le habrás enseñado más que a ninguno de ellos.

bluebird Comunicación
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2 Comentarios

  1. Me ha gustado mucho este artículo.

    Sentí lo mismo con Creed, que vi sólo hace una semana. Pero yo no vi Rocky a mediado de los 90 en video, sino en cine a principios de los 80, cuando era tan niño que aplaudíamos cuando tumbaba a Mr.T en Rocky III (la primera de la saga que vi). Ya después vinieron todas las demás, hasta Rocky IV. Después chaparon el cine.

    Stallone, que ha sabido reinventarse de forma sabia (y cómica) con The Explandables, permanece fiel a su esencia tanto en Rocky Balboa como en Creed. Y es que esta última ya se sale de los esquemas. Vemos tocado y hundido al Italian Stallion, y los huevos toreros de su discípulo le sacan del ataque de melancolía que tiene al saber su enfermedad.

    El cine mismo, la vida misma. Viva Sly y su forma de destrozar a todos los que han hecho mofa de él, porque para ellos está reservado el reino de la mediocridad pedante.

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