La Sala Kubo-Kutxa de Donostia acoge hasta el próximo 4 de febrero la exposición ‘Paloma Navares. Iluminaciones‘, una muestra que celebra cuatro décadas de la trayectoria de la artista multimedia antes de retirarse por problemas de visión.
Durante 40 años, Paloma Navares ha desarrollado un lenguaje en el que se hibrida cuerpo y tecnología, lo cotidiano y lo extraordinario, la memoria de la historia y el sueño o la pesadilla en el futuro. Con una amplia utilización de medios —instalaciones, fotografía, video, performance, escultura, dibujo, pintura…— junto a objetos y materiales de fabricación industrial.
Sus obras aparecen como iluminaciones con una fragilidad que rechaza la materia. Imágenes luminosas y entre penumbras, que ironizan sobre el futuro y subvierten el pasado.
En esta retrospectiva, comisariada por Rocío de la Villa, se destacan dos aspectos en su trayectoria: su papel de pionera en el terreno de la videoinstalación y su lugar en el arte feminista y desde la perspectiva de género, que se desarrollarán a partir de la década de los años 90 en nuestro país.
En este sentido,y en un recorrido circular por la sala principal, al inicio, se encuentran las series dedicadas a su crítica y reflexión sobre las mujeres representadas y ocultadas en la historia de la cultura.
Y es que desde finales de los años 80 Paloma Navares plantea una crítica abierta a los estereotipos en la representación de la mujer en la historia del arte, inaugurando una perspectiva de género sobre la historia del arte en nuestro país. En conjunto, este núcleo alude al condicionamiento del aprendizaje transmitido por la tradición y reafirmado por instituciones sociales como los museos.
Además, la última serie que Paloma Navares ha dedicado a las mujeres, ‘Otros páramos, mundos de mujer’, se inspira en la lengua secreta de las mujeres en todas las culturas.
Aquí, las imágenes de Navares explosionan en colores brillantes. Enormes cajas de luz, cilindros de metacrilato y dispositivos en cascada despliegan un exuberante repertorio cuajado de flores, que va asignando a escritoras de diversas culturas. Fotografías de flores que interviene manualmente dibujando con fino, casi invisible, pero indeleble trazo a sus protagonistas y escribe frases suyas, fragmentos. Entre las frágiles pero monumentales “cascadas” de imágenes, también encontramos pétalos, hojas, mariposas y las siluetas dibujadas de las protagonistas imaginadas, casi invisibles.
