Ya ha llegado la Navidad. A pesar del veroño que estamos viviendo este año, ya lo ha anunciado, cual arcángel San Gabriel El Escondite Inglés, perdón, El Corte Inglés, con sus luces en la ciudad un 15 de noviembre. Pero si hay un verdadero punto de inflexión en el que ya sabemos que es Navidad —no, no es ni el anuncio de la Lotería ni el de Freixenet— es sin duda alguna la llegada de los blockbusters a las salas de cine.
Películas familiares, de catástrofes naturales, épicas, de aventuras y, sobre todo, de animación. Lejos quedaron las superproducciones de dimensiones y temáticas bíblicas. Eso sí, con el permiso del ‘Exodus’ de Ridley Scott, que contará con Christian Bale como salvador del pueblo egipcio. Y es que, desde la fallida ‘El príncipe de Egipto’, el Antiguo y el Nuevo Testamento dejaron paso a otras maravillas del Séptimo Arte.
Sin duda alguna, la película de estas Navidades es ‘Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo’. El maestro Fesser lo ha vuelto a hacer, ha conseguido que me ría durante 90 minutos gracias a los dos agentes secretos más torpes de la T.I.A., esta vez en formato digital, en vez de con personajes reales, pero lo ha vuelto conseguir.
La película, tanto a nivel de animación como de guión, es completamente fiel a los cómics y personajes del gran Francisco Ibáñez. En esta ocasión, y gracias a los buenos dibujantes, animadores, técnicos, coloristas, etc… que tiene España, Javier Fesser ha realizado un producto de animación prácticamente perfecto, sin nada que envidiar a otras superproducciones extranjeras. Eso sí, con un humor muy nuestro.
La hora y media de metraje es una vertiginosa y continua sucesión de gags, risas, golpes de humor, de golpes contra farolas, de golpes contra la pared, de golpes con un peso que cae del cielo, de ese humor tan hijo de puta (sí, aquí en MurrayMag puedo decir hijo de puta) y característico de Ibáñez que crió a millones de españoles.
‘Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo’ es de esas películas que tienes que ver más de una vez para poder captar todas las gracias, puesto que, al igual que en los cómics, cada fotograma es digno de análisis como cada viñeta del Súper Humor, un sinfín de detalles hilarantes y disparatados, llenos de cameos y bromas, que hacen que la sala ría una y otra vez.
