Leí la contraportada del libro de Maiquel Da Costa y no pude evitar relacionarla con ‘El día de la bestia’, de Álex de la Iglesia. Esta novela es de las más cinematográficas que me he encontrado últimamente y he podido corroborar las similitudes con la película de Álex. Pero tiene mucho más, por supuesto. Es una historia, sobre todo, divertida, con giros inesperados y situaciones inverosímiles que tal como las cuenta el autor son totalmente creíbles, porque consigue que te adentres en su universo y nunca permite que te evadas de él.
Lucio es un demonio de clase baja —porque en el infierno también hay jerarquías, faltaría más— pero responsable de la maldad de la Península Ibérica. El Gran Jefazo le asigna la misión de su vida, su oportunidad para escalar en la pirámide del infierno. Y él, aunque se encuentra a gusto comiendo hamburguesas del McDonald’s servidas por Hitler y follándose a Súcubo y Lilith, la acepta.
También es cierto que creo que no le queda más remedio, porque el Gran Jefazo es difícil de contradecir. Llega a Madrid en busca del nuevo Mesías, y un grupo de black metal se convierten en sus aliados más fieles, siendo uno de los ingredientes más cachondos de la novela.
Pronto el demonio descubre que el Mesías es ella. Eva. Es tatuadora, bajista de un grupo de deathcore, mal encarada, experta en artes marciales y poseedora de una catana. Casi, casi como Jesucristo, vamos. Como anécdota, he decir que durante toda la lectura he imaginado a Carolina Bang como la peculiar salvadora.
El encuentro entre ellos provoca un arco de transformación importante de los dos personajes, provocando nuevos objetivos que dan lugar a un giro inesperado que no entraba en los planes ni del infierno ni del cielo. En éste, un Dios fetichista de sombreros y bebedor de mojitos vive en la más absoluta calma a pesar de la histeria que rodea a San Pedro, su mano derecha.
Los ángeles exterminadores y los demonios tendrán truculentas disputas, mientras Lucio y Eva mantendrán enfrentamientos paralelos con una cuadrilla de ancianos dirigidos por un activo y furibundo párroco que recorre las calles de Madrid en busca de diablos con una imagen de la Virgen de la Almudena que en realidad no es más que una recortada encubierta.
Y hasta aquí os puedo contar porque creo que el spoiler sigue estando mal visto.
Maiquel Da Costa consigue que te diviertas, que ya es mucho, pero además hace guiños históricos con pequeños relatos paralelos de Nerón, Elizabeth Báthory, Sadam Hussein o Enrique VIII entre otros. Por poner un pero, creo que deberían estar un poco más hilvanados con la trama principal, pero nunca está de más disfrutar de estos retazos de la Historia.
Tras leer esta novela hilarante, gamberra y gore ansío dos cosas: La segunda publicación del autor y el guión cinematográfico de esta primera.
Enhorabuena por este estupendo trabajo y gracias por hacerme disfrutar.
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