Volvemos con cine, con películas que jamás deberían haber caído en el olvido. Ni siquiera en el nuestro. Volvemos con una serie de títulos que muestran que la emoción, la belleza y esa sensación de sentir que estamos vivos (¡que estamos vivos, joder!) se pueden esconder en los lugares más insospechados y tan diferentes como la noche y el día, como el yin y el yang, como el blanco y el negro. Lo único que no permitimos es quedarnos en el gris. Tan gris como es el olvido, la desmemoria. Desterremos un puñado de películas de esa tierra de nadie y llevémoslas de vuelta al mundo de los sueños. Que todo en la vida es cine y los sueños, cine son.
El club de los poetas muertos: Esta semana decíamos hasta siempre a Robin Williams, el profesor que todos quisimos tener. El actor que, quizá sin saberlo, nos hizo amar la poesía cuando, todavía muy niños, nos subíamos al escritorio de nuestras habitaciones a recitar eso de “oh, capitán, mi capitán”. El hombre que nos hizo admirar a Walt Withman, antes de saber quién demonios era Walt Withman. La persona que nos dejó una lección de vida, y otra, y otra. Y todo ello de la mano de Peter Weir. Esto se llama ‘Las olvidadas’, pero, afortunadamente, hay cosas que no se olvidan. De alguna manera, siempre formaremos parte de ese club, el de los poetas muertos.
Blade Runner: La verdad sea dicha, no es que seamos muy de Sci-Fi, pero cuando tienes delante esta maravilla creada por Ridley Scott, no puedes dejarla pasar. La diferencia entre el Sci-Fi de los 80 con el de ahora, son, estética aparte, los guiones, todo tiene un sentido y por qué, todo está bien construido y bien planteado, y los FX pasan a un plano secundario, son sólo una parte más de la película y no el eje central. ‘Blade Runner’ es una de esas películas atemporales que deberían estudiarse en todas las escuelas de cine.
Love Actually: Sí, habréis pensado que se no has ido la olla, pues os equivocáis, nunca hemos tenido olla y opinamos lo que queremos. Richard Curtis nos regaló este cuento de Navidad a modo de comedia romántica, con Londres de fondo y con ese sentido del humor tan especial que tienen en las islas británicas. La película se compone de varias historias de amor, de vidas cruzadas, historias de primeros amores, de amores imposibles, de amores inviables, de amores en la distancia, de desamores. El reparto coral (británico en su totalidad) nos regaló la maravillosa escena de Andrew Lincoln con Keira Kneightley. “To me, you are perfect”, suspiro infinito.
Los fantasmas atacan al jefe: Si antes hablábamos de un cuento de Navidad británico hecho película, no podía faltar el cuento de Navidad por excelencia, esa maravilla llamada ‘A Christmas Carol’ que escribió Charles Dickens allá por 1843 y que tantas y tantas veces ha sido llevada al cine. En esta ocasión, nuestro admirado Richard Doner hizo una versión algo personal. Y si en algo acertó el director neoyorquino fue en darle el papel de Scrooged (Frank Cross en el filme) a nuestro amado ¡Bill! Es obvio que ha sido el mejor Scooged ever y al que hemos tenido todas nuestras navidades desde 1988 en el salón de nuestras casas.
En el nombre del padre: Seguimos hablando del Reino Unido, pero en esta ocasión no es por un buen motivo. Jim Sheridan nos contó a la perfección los hechos sucedidos a los cuatro de Guilford en los años 70. Una película dura, de las que te dejan impotente ante las injusticias, con las que logras empatizar de tal manera que lo único que quieres acto seguido es cambiar el mundo. Imposible olvidar las interpretaciones de un siempre soberbio (¿tendrá alguna mala interpretación en su carrera?) Daniel Day-Lewis como Gerry Conlon, y el malogrado Pete Postlethwaite como Giuseppe Conlon.
La bella y la bestia: Puede que ‘La Bella y la Bestia’ no sea la mejor película de Disney tras su vuelta a los clásicos (para gustos, los colores), pero sí que es digna de mención porque marca un antes y un después en la animación. El tratamiento del color, de las imágenes y los dibujos que hicieron Gary Trousdale y Kirk Wise nos transportó a los clásicos de toda la vida, al mejor Walt Disney de siempre.
Forrest Gump: Robert Zemeckis nos hizo vivir el sueño americano en todas sus vertientes a través de uno de los personajes más nobles y carismáticos que ha dado el Séptimo Arte. Y es que el interpretado por un más que notable Tom Hanks es de esos papeles que marcan para la toda la vida, para bien o para mal. En el recuerdo siempre estarán los consejos de esa madre protectora interpretada magistralmente, como es habitual en Sally Field. Porque “mi mamá dice que la vida es como una caja de bombones, nunca sabes qué te va a tocar”
The Doors: El primer y mayor acierto de Oliver Stone fue la elección de Val Kilmer como el rey lagarto, la segunda fue tratar sin tabúes todos los asuntos turbios que han rodeado siempre su figura. La película narra el nacimiento, auge y ocaso de la banda de California. Los dos que por aquí nos dejamos caer los domingos, somos unos locos de Jim Morrison y de The Doors, unos locos que nos vuelve más locos aún la locura de Jimbo. Por supuesto, la película va acompañada en todo su camino con las mejores canciones de la banda de finales de los 60.
La chaqueta metálica: “Aquí mi fusil, aquí mi pistola, una da tiros, la otra consuela”. Así, a ritmo de paso militar, es como Stanley Kubrick nos introduce en el entrenamiento militar previo a la guerra de Vietnam. El genio neoyorquino divide claramente la película en dos, hay un antes y un después del Recluta Patoso. A golpe de ‘Paint in black’, recrea duramente lo que supuso uno de los mayores desastres de los Estados Unidos. Cualquier película de Kubrick es imprescindible, así que poco más hay que decir.
El imperio del sol: La primera vez que la vimos éramos apenas unos niños que no alcanzamos a comprender la grandeza de esta obra maestra de Spielberg en todas sus vertientes. Ahora, un poco más mayores, y quién sabe si más sabios, estamos en condiciones de afirmar que es una de esas películas eternas que, inexplicablemente, han caído en el olvido. Por cierto, Christian Bale y John Malkovich están absolutamente geniales.
Mensaka: Nos gusta José Ángel Mañas. Fue uno de los escritores de nuestra adolescencia y eso, quieras o no, marca. Y mucho. Y nos encanta la adaptación que de su novela hizo Salvador García Ruíz para la gran pantalla. Nos enamoramos de Laia Marull, de Lola Dueñas, de Gustavo Salmerón, de un grupo de treintañeros a la deriva sin saber que, muy pronto, nosotros también íbamos a estar en ese barco. ¡Ay!
Continuará…
«Más cine, por favor» es una serie de Javi Boix y Pilar Cámara.