“Más cine, por favor”… 28+1 de los 2000

Que lo que los 90 ha unido, no lo separe los 2000. O algo parecido serviría para arrancar este texto sobre nuestro cine de la década pasada. Y es que, claro, en algún momento tendrían que llegar las discrepancias, que si por qué no está Scorsese (“¿Pero es que no sabes lo mío con Scorsese?”), que si no me convence ‘Revolutionary Road’ (“A esto te contesto en la calle, hay cosas que hay que decirlas a la cara”), que si Leonardo DiCaprio es Dios (“Por favor, todavía me pregunto qué habría sido de ‘Revolutionary Road’ con un actor de verdad”) y toda una serie de diferencias en las que no habíamos pensado antes de empezar esta serie.

Afortunadamente, siempre nos quedará París… Esto… Nino y Norma, pero de ellos hablaremos más adelante. Hasta entonces, están son nuestras películas, las que compartimos y las que no, porque todo en la vida es cine, y los sueños cine son:

‘Lost in Translation’: No es una película. Es una lágrima recorriendo nuestras mejillas, una sonrisa cómplice, un acercamiento, una caricia, un hasta luego, un terremoto que te sacude irremediablemente el alma para siempre. ¿Quiénes seríamos de no habernos perdido en Tokio con Bob y Charlotte? ¿Dónde estaríamos? ¿A quién amaríamos? Gracias, Sofia Coppola, por tanta belleza. Gracias Bill Murray y Scarlett Johansson por ponerle una mirada a tantos sentimientos. Gracias.

‘Juno’: Que sí, que puede que sea la típica película indie de manual (guión de Diablo Cody mediante), pero ¿acaso es posible no querer a Juno? Es que es tierna, inteligente, sarcástica… ¡Maravillosa! Y convierte la película de Jason Reitman es una cinta tan deliciosa como su banda sonora, que merece una mención aparte.

‘Donde viven los monstruos’: Spike Jonze adaptó este cuento para niños convirtiéndolo en una genialidad para adultos que nos resistimos a serlo o para aquellos que nos empeñamos, afortunadamente, en sentir, para lo bueno y para lo malo, como esos locos bajitos. Porque tenemos monstruos, aunque no se escondan en el armario o debajo de la cama. Sentimiento, emotividad, ternura y una banda sonora espectacular.

‘Elephant’: El maestro Gus Van Sant nos trae la fría cotidianidad de un instituto antes de la matanza de Columbine, con un ritmo hipnótico que, por momentos, puede parecer un videoclip. Es tan escalofriante que podría denominarse cine de terror o de horror, porque lo que en ella se narra no es más que la realidad. Y eso, da mucho miedo.

‘Alta fidelidad’: Stephen Frears fue fiel a la novela de Nick Horb, sabiendo transmitir a la perfección ese sentido del humor tan peculiar de Rob Gordon, un propietario de una tienda de discos en decadencia al que deja su novia y hace un delirante repaso de sus últimas cinco relaciones interpretado maravillosamente por John Cusack. Para estos humildes opinadores, un único pero: el no haber ambientado la película en Londres. Aún así, una cinta imprescindible.

‘Los Tenenbaums’: El título completo en España de ‘The Royal Tenenbaums’ fue ‘Los Tenembaums. Una familia de genios’, pues eso es lo que es Wes Anderson, un genio que sabe contar historia con una un sentido del humor diferente, que le hace muy especial. Totalmente estética, con un look muy particular, planos cenitales imprescindibles y personajes imposibles interpretados por una constelación de estrellas (Gene Hackman, Angelica Houston, Ben Stiller, Gwyneth Paltrow, Luke y Owen Wilson, Danny Glover y Alec Baldwin) hacen que la tercera película de Wes Anderson fuera su verdadero punto de inflexión. No, por supuesto, no nos hemos olvidado de Bill, pero el binomio Murray – Anderson, es otra película que se contó.

‘Antichristo’: Lars von Trier en estado puro enfrentándonos a hostias (a veces hay que hablar claro) a lo que somos. El arranque tan magistral —el inicio de esta película es el favorito de uno de los dos miembros del tándem que suscribe estas líneas— como doloroso, no será nada en comparación con lo que vas viendo desfilar por la pantalla. Visualmente poderosa y con dos animales escénicos como Willem Dafoe y Charlotte Gainsbourg, la cinta es sinónimo de desasosiego.

‘Monstruos S.A.’: La mayor empresa de miedo del mundo reconvertida en la mayor empresa de ternura del universo, Pixar —¡alabada seas!— mediante. Pobrecitos aquellos que sólo ven en esta cinta una película para niños. Que los monstruos no son tan terribles, que, a veces, sólo basta un poco de amor, una pizca de amistad y una chispa de risa para transformarlos en otra cosa. Escribamos la frase fácil, que la ocasión lo merece: Monstruosamente bella. ¡Ay!

‘4 meses, 3 semanas y 2 días’: Esta película estaría aquí aunque Gallardón no se hubiera empeñado en desahuciarnos los ovarios. Porque es necesaria, porque es verdad, porque es mujer. Porque Cristian Mungiu nos hace sangrar, convirtiéndonos en testigos del horror de la realidad.

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‘El retorno del rey’: Ese momento en el que Aragorn se arrodilla ante los hobbits, bastaría para explicar por qué esta película está aquí, por qué mereció la pena acompañar a Frodo en su viaje. Pero es que, además, es hermosa y sumerge al espectador en un universo único, en el que la amistad y el amor no son sólo palabras, son mucho más, son la manera de salvar el mundo y salvarnos de él. Sólo Peter Jackson podría haber llevado a la gran pantalla de esta manera el mundo de Tolkien.

‘Up’: Dos películas en una. La primera, la historia de amor (muda) entre Carl y Ellie, con su planteamiento, nudo y desenlace en aproximadamente 10 minutos de metraje, en los que Pete Docter y Bob Peterson consiguieron arrancarnos sonrisas, risas y lágrimas. ¿La segunda película? Sencillamente perfecta, divertida y con un sentido del humor brillante para mayores y pequeños ¿Te atreves a acompañar a Carl y Russell?

‘V de Vendetta’: Desde la Revolución Industrial, los británicos han ido 60 años por delante de los españoles y esta película no iba a ser menos. La adaptación al cine de las novelas gráficas de Alan Moore y David Lloyd a cargo de James McTeigue no ha sido fiel del todo, pero sí que hay que reconocer que ha tenido una muy buena actualización. Algunos la calificaron como apología del terrorismo. Sinceramente, creo que hay que saber leer entre líneas.

‘Malditos bastardos’: Tarantino nos narró con su particular manera de ver el cine esta historia ficticia sobre la Segunda Guerra Mundial, dejándonos para el resto de los tiempos dos personajes excelsos a partes iguales, Aldo Raine y Hans Landa. Una, otra, genialidad del director y lo sabe. Si no, ¿a santo de qué dice uno de sus protagonista al finalizar la película “creo que esta podría ser mi obra maestra”? Lo es, Quentin, claro que lo es.

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‘El viaje de Chihiro’: Hay animación más allá de Disney y Pixar, afortunadamente. Y hay auténticas joyas, como esta de Hayao Miyazaki, una oda a la imaginación y a la vida. Magia tanto para los sentidos como para el intelecto. Pura poesía.

‘Amélie’: Siempre nos quedará París y gracias a Jean-Pierre Jeunet siempre nos quedará Amélie Poulain. Un cuento en el París del siglo XXI, protagonizado por una princesa nada convencional con su enano de jardín incluído. Gracias a esta obra de arte descubrimos un Pigalle diferente al del Mouline Rouge, una visión de la vida diferente de lo que habíamos visto hasta el momento. Sin lugar a dudas, una de las mejores películas del cine francés de los últimos tiempos.

‘Kill Bill’: Que sí, que ya tenemos una película de Tarantino en este episodio, pero es que Kill Bill no es una película más, son dos volúmenes esenciales para la historia del Séptimo Arte. Una estética diferente, una fotografía hermosa y, sobre todo, una manera distinta de hacer cine. Porque la genialidad de Tarantino reside, precisamente, en dar una vuelta de tuerca al orden cinematográfico establecido. Y eso, amiguitos, nos pone. Mucho.

‘Amores perros’: Alejandro González Iñárritu nos regaló en el año 2000 esta película vibrante, descarnada y, por momentos, cruel. Esta cinta no sólo es contundente, es tan visualmente hermosa que es capaz de hipnotizar al espectador sumergiéndolo en la más cruda realidad de las realidades y miserias humanas.

‘Hacia rutas salvajes’: Sean Penn supo hacer algo muy complicado, llevar a la gran pantalla, y por la puerta grande, la historia de Christopher McCandless, una historia que todos deberíamos ver y sentir para atrevernos a mirarnos de frente y preguntarnos qué sentido tiene todo esto. Una joya que pretende desvelar el secreto de la libertad. Si es que existe. Magistral. ¡Qué hermosura!

‘Mystic river’: Si en nuestra tierna infancia nos hubieran dicho que Clint Eastwood, Harry Callaghan por aquel entonces, nos iba a conmover con esa sensibilidad a la hora de dirigir, nos hubiéramos echado a reír y no hubiéramos parado hasta tres días después. ‘Mystic River’ es mucho más que un thriller, es una película sobre la amistad, sobre las repercusiones que pueden tener los trastornos de la niñez, sobre la pérdida involuntaria de la niñez. Mención especial tienen las interpretaciones de Sean Penn y Tim Robbins.

‘Big Fish’: Ya avanzamos en nuestra primera entrega el nuevo universo que había creado Tim Burton, pues ‘Big Fish’ probablemente sea su mejor ejemplo. Un cuento para mayores, contado por mayores, pero que todos hemos soñado de niños. Un maravilla estética y visual en la que Ewan McGregor nos deslumbra con su continuo entusiasmo.

‘Entre copas’: Ahora que tenemos más de 30… Bueno, ahora que tenemos más de 30 entendemos en toda su dimensión qué demonios era eso que pretendía Alexander Payne con esta película, una comedia dramática que te hace plantearte los fracasos, la amistad, el amor, la soledad. Con un toque de melancolía. Con un punto de amargura. Adultos, somos adultos. Bien, ¿y ahora, qué?

‘Crash’: «Crees saber quién eres y no tienes ni idea». Efectivamente, con toda su dureza. Esta frase, extraída del guión de Paul Haggis, sirve para definir a la perfección una película que impacta, duele, asombra y emociona a partes iguales. Y, además, te hace plantearte que a lo mejor no eres como crees. O que no crees cómo eres. Simplemente, magnífica.

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‘La cinta blanca’: Hablar de cualquier película de Michael Haneke, es hablar de dolor, pero un dolor preciso y preciosista. ‘La cinta blanca’ es una metáfora y reflexión sobre el origen del nazismo en la I Guerra Mundial. El director austríaco refleja el mal que rodea a la civilización a través de una realización perfecta en blanco y negro. Sin duda alguna, una de las mejores películas del presente siglo.

‘Match point’: La película de Woody Allen, del menos Woody Allen de todos. Una obra maestra sin su peculiar sentido del humor, sin estar él entre el reparto, sin hablar directamente a la cámara, y sobre todo, sin su Nueva York. Eso sí, si hubo musa, ¡y qué musa! Scarlett Johansson desborda sensualidad y morbo por todos los poros de su piel. El polvo con Jonathan Rhys Meyers en plena campiña inglesa sorprendió a todos, nunca pensamos que Allen fuera capaz de rodar una película así.

‘Mulholland drive’: David Lynch, ese director al que se odia o se ama, lo vuelve a hacer. Obra maestra del cine, en la que sólo hay que dejarse llevar y disfrutar, hasta sentirlo muy fuerte, de las imágenes que van pasando por la pantalla. Un espectáculo visual increíble. Lynch, eres un puto genio.

‘El caballero oscuro’: Hemos consultado a uno de nuestros compañeros y asegura que esta es “la mejor película de todos los tiempos”, pero lo suyo no cuenta porque roza la obsesión. Insana, además. Lo que sí es cierto es que Christopher Nolan dirigió un filme que trasciende los géneros, convirtiendo una adaptación de cómic en una obra soberbia. La poderosa interpretación de Heath Leadger es como la propia cinta: profunda, oscura, trágica, inmensa.

Permitidnos un momento que escribamos por separado, por favor:

‘Revolutionary Road’: Dice mi príncipe que no ve esta película en esta amplia selección sobre cine de los 2000. Y, bueno, se lo perdono, porque un mal día lo tiene cualquiera. Sam Mendes supo adaptar, y muy bien, al cine la novela de Richard Yates, poniendo cara a Jack y una excepcional April Wheeler, interpretada por la genial Kate Winslet. De lo que significa esta mujer para mí ya os hablé. Y en el cine me conmovió (o me removió, o me sacudió, yo qué sé) lo mismo que en la novela. Así que…

‘Infiltrados’: Aquí mi princesa tiene un problema con el bueno de Martin, dice que sólo le gusta el anuncio de Freixenet, y yo se lo perdono, al igual que ella me perdona mi admiración por ‘Austin Powers’. A lo que vamos, la primera película por la que Scorsese ganó su primer y único Oscar fue este remake de la hongkonesa ‘Internal Affairs’. Al oír o leer el título se podría pensar que es la típica película sobre narcotráfico y policías corruptos, pero si Scorsese decide dirigirla e incluir en el reparto a Di Caprio, Matt Damosn Mark Wahlberg, Martin Sheen, Vera Farmiga, Alec Baldwin y un inconmensurable Jack Nicholson, el resultado es probablemente la mejor película del genéro criminal en el siglo XXI.

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Perdonad este momento de discrepancia, volvemos a escribir a cuatro manos, porque, sin dudarlo ni un instante, la mención especial de esta semana, el +1 es para… ‘El hijo de la novia’:

—Antonio Belvedere, ¿aceptas por esposa a Norma Pelegrini, para amarla y cuidarla en la salud y la enfermedad hasta que la muerte los separe?
—Y después también.

Porque el amor no entiende de edad ni de enfermedades, porque existe el amor de tu vida y Juan José Campanella nos lo demostró con esta maravillosa tragicomedia. Porque para ser más felices, sólo hace falta echarle un poco más de mascarpone a la vida. A todo esto, ¿quién demonios es Dick Watson?

Continuará…

“Más cine, por favor” es una serie de Javi Boix y Pilar Cámara.

 

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Al igual que Martin Tupper en 'Dream On', mi infancia transcurrió delante de una pantalla de televisión, dando forma fotograma a fotograma al soñador que soy. A día de hoy sigo pensando que la vida son secuencias que hemos copiado de la gran o de la pequeña pantalla.

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