¡Mierda!
La honestidad va perdiendo cartuchos a medida que se nos van los referentes. Esta noche nos ha dicho adiós Leonard Cohen. «Los grandes pasan» en un poema que hoy, más que nunca, se llama ‘Cielo’:
Los grandes pasan
pasan sin tocarse
pasan sin mirarse
cada uno sumido en el gozo
cada uno en su fuego
No tienen necesidad
el uno del otro
No debería pillarnos desprevenidos. Se lo prometió a Marianne después de morir: «Pienso que te seguiré muy pronto. Que sepas que estoy tan cerca de ti que, si extiendes tu mano, creo que podrás tocar la mía».
y si no piensas volver
cómo ibas a telefonear para decirme
que no piensas volver
para así por lo menos poder discutir contigo
El consuelo, una vez más, y ya van demasiadas, pasa por aferrarnos al legado que nos deja, que nos arrastró a la poesía cuando no éramos más que unos niños a los que ahora ya ni recordamos.
Me gustaría leer
uno de los poemas
que me arrastraron a la poesía.
No recuerdo ni una sola línea,
ni siquiera sé dónde buscar.
Lo mismo
me ha pasado con el dinero,
las mujeres y las charlas a última hora de la tarde.
Dónde están los poemas
que me alejaron
de todo lo que amaba
para llegar a donde estoy
desnudo con la idea de encontrarte.
Fotografía: Takahiro Kyono ©