La importancia de un villano

Malekith. Ivan Vanko. Justin Hammer. Yellow Jacket. Zemo. Alexander Pierce. Si no reconoces estos nombres —o te suenan pero no sabrías señalar de dónde— no te puedo culpar. Son los antagonistas de las películas “menores” de Marvel/Disney. Por algún motivo, los guionistas de 12 películas diferentes del mismo universo no han sido capaces de crear malos memorables, excepto Loki, pero eso es mérito de las cualidades interpretativas de Tom Hiddleston.

A pesar de contar con directores más que correctos —Scott Derrickson, Jon Favreau o los hermanos Russo— y actores capaces —Christopher Eccleston, Lee Pace o Robert Redford—, las adaptaciones al cine de los personajes individuales de la casa de las ideas han contado con rivales no muy capaces.

No ocurre así con las adaptaciones a series de las que se empezó a encargar Netflix hace tres años. Daredevil, Luke Cage y, especialmente, Jessica Jones cuentan con algunos de los antagonistas más temibles que podemos encontrar en televisión hoy en día.

Daredevil

Para empezar, Daredevil no lo tenía fácil. Adaptar uno de los personajes menos apreciados por el gran público a la pequeña pantalla (culpa de la película que hizo Ben Affleck en el 2003), con una historia realista y uno de los antagonistas más icónicos jamás creados por Stan Lee, no era moco de pavo. Pero Marvel/Netflix tenían un as bajo la manga: Drew Goddard, que se había encargado del guión de ‘The Cabin in the Woods’ y de ‘Monstruoso’ creó una historia de orígenes que no parecía una historia de orígenes. Creó un héroe que tenía poco de súper. Y un antagonista digno.

A grandes rasgos, ‘Daredevil’ trata sobre la batalla de Matt Murdock, abogado ciego de día y justiciero de noche. El protagonista cuenta con una serie de habilidades especiales consecuencia de un accidente que padeció en la infancia, que utiliza tanto en el juzgado como en las calles para enfrentarse a los delincuentes. Su némesis, Wilson Fisk —que en algún momento de la segunda temporada adopta el sobrenombre KingPin— maneja los bajos fondos de la ciudad y tiene controladas a las mafias japonesas y rusas en Hell’s Kitchen, un pequeño barrio en la zona oeste de Manhattan.

Si Murdock (aka Daredevil) es un abogado de lengua afilada y puños de fuego, Wilson Fisk (aka Kingpin) es un mafioso gigantesco y violento que entra perfectamente en el espectro autista. Aunque en un principio no podrían parecer más diferentes, ambos comparten un objetivo claro: Convertir su hogar, Hell’s Kitchen, en un lugar mejor.

Tampoco difieren en los métodos: Uno es un joven católico con toda su fe puesta en la ley, pero que no teme ensuciarse las manos de sangre para acabar con todo criminal que aparezca en su camino. El otro es un hombre de negocios, un burócrata que no teme romper algunos huesos para acabar con todo aquel que estornude en su presencia.

Ambos son testarudos y obstinados, y da la impresión de que pase lo que pase, gane quien gane en esta pelea eterna, el otro siempre encontrará una manera de volver al ring, con un nuevo plan, una nueva estrategia. Parece que ambos no pierden ni ganan nunca, sólo esperan que el otro se rinda..

¿Por qué Kingpin es el antagonista idóneo para Daredevil? Básicamente, a los superhéroes les importan más las comunidades en las que residen que su propia vida, y Daredevil es la quintaesencia de ello. Kingpin lo sabe. El mafioso aprieta donde más duele, en los más necesitados del barrio como la señora Cárdenas, viejita inocente que muere por negligencia del antagonista. Kingpin cree encontrarse por encima del resto de los mortales, ya sean criminales o inocentes. Esto lo enemista directamente con Murdock y le relaciona directamente con The Punisher (aka Frank Castle).

Con el cambio de temporada llega el cambio de showrunners —de Drew Goddard a Doug Petrie y Marco Ramírez—, y con ellos cambiamos de antagonistas. Si bien Wilson Fisk maneja una operación de millones de dólares y empresas fantasma, Punisher tiene una pistola llena de balas. Y buena puntería.

Personalmente, lo primero que vi cuando Jon Bernthal entra en su primera escena de la serie en un hospital, escopeta en mano, fue en Michael Myers. Es una fuerza de la naturaleza, imparable. Un ser casi sobrenatural, con ojos vacíos y un plan tan estúpido como efectivo: Matar a los malos. Un ser sobrehumano cuya fuerza de voluntad, conocimientos militares y pasado traumático —tanto en guerras como en su vuelta al mundo civil— lo han convertido en uno de los personajes más peligrosos de la ciudad de Nueva York. Daredevil y Punisher son como ese problema de matemáticas de los dos trenes que van por la misma vía, en dirección contraria, a diferentes velocidades y nadie sabe cuando van a chocar, sólo que cuando ocurra habrá sangre, fuego y cuerpos atravesados por barras de metal.

Su pasado y sus motivaciones son simples. Su historia personal apenas es dibujada con un par de flashbacks, su evolución como personaje es corta y muy previsible y de mitad de temporada en adelante (en cuanto pierde protagonismo en favor de The Hand, de quienes hablaremos a continuación) la historia de Castle se convierte en una subtrama que no añade mucho a la vida de Daredevil. Y, aun así, Jon Bernthal convierte al justiciero en un personaje muy atractivo, cuya historia no aburre, con frases lapidarias y mucha mala leche.

La segunda mitad de la segunda temporada se centra en un antagonista tan poderoso como insatisfactorio. The Hand es una organización secreta de ninjas cuyo plan maestro circula en torno a obtener el Black Skye, una persona que los lidere. Cientos de ninjas silenciosos que pueden reducir su ritmo cardíaco para no ser escuchados por el vigilante cornudo. Vuelve un enemigo secundario de la primera temporada, Nobu, y hace su aparición estelar Electra Natchios, mortal asesina y amante del pasado de Daredevil.

Básicamente la segunda mitad de la temporada se convierte en un homenaje constante al cómic original que desmejora todo lo conseguido hasta el momento. El realismo sale por la ventana y hace su aparición por la puerta grande la fantasía comiquera de primer orden. Esto no es un absoluto error —al fin y al cabo estamos viendo una serie sobre un hombre ciego cuyos cuatro sentidos restantes le ayudan a combatir el crimen—, pero sí que traiciona en parte el espíritu realista que se había logrado hasta el momento. The Hand es un antagonista sin rostro, con objetivos vagos y métodos clásicos. Ya llevábamos muy buena racha con dos malos ejemplares y había que romperla de alguna manera.

Luke Cage

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Algo muy parecido a lo que ocurrido en la segunda temporada de ‘Daredevil’ tiene lugar en la primera de ‘Luke Cage’. El cuarto héroe marvelita afroamericano (el primero fue War Machine en ‘Iron Man 2’, el segundo fue Falcon en ‘Winter Soldier’ y después tenemos a Black Panther en ‘Civil War’) hizo su primera aparición en abril de 2015 en ‘Jessica Jones’ para estrenar su propia serie a mediados del 2016, esta vez ambientada en el Bronx, no en Hell’s Kitchen.

Creada por Cheo Hodari Coker y basada en el personaje escrito por Archie Goodwin, lo más interesante de ‘Luke Cage’ es que el protagonista no quiere problemas. Trabaja en una barbería de día y en un club de noche. Intenta llegar a fin de mes. Es un lector insaciable de novelas de detectives. Trata de superar la muerte de su mujer. Es inmune a las balas y tiene una fuerza sobrehumana debido a unos experimentos a los que fue sometido durante un breve periodo en la cárcel, de la que huyó.

Su archienemigo, Cottonmouth, trata también de evitar los problemas. Pretende reconstruir su barrio a golpe de talonario, construyendo clubs nocturnos gracias a dinero robado de las arcas municipales y controlando el negocio de las drogas y el tráfico de armas. «Everybody wants to be the King» es la frase con la que se promocionó la serie. Pero nadie quiere ser más rey que Cottonmouth.

Luke Cage es un tipo gigantesco a prueba de balas, amante excelente y cuya frase destacable es «Sweet Christmas». Aparte de ser un prófugo de la justicia, trata de sobrevivir en un Bronx que vive sometido al poder de Cottonmouth. Y aquí damos con un antagonista anodino, con su pasado traumático, su mano de hierro, su risa maléfica y sus secuaces. Lo realmente genial es el actor Mahershala Ali, que hace suyo este papel. Lo convierte en un personaje carismático, recitando el guión con una maestría ejemplar, dándole pequeños toques de personalidad. Es exclusivamente gracias al excelente trabajo del actor que sentimos pena cuando contemplamos como Cottonmouth cae desde lo más alto de las alto del poder mafioso.

Una vez más, Marvel/Netflix repite la dinámica de «personajes completamente diferentes con diferentes métodos pero que desean mejorar su entorno». Uno, un ex policía y ex convicto que sólo quiere llevar una vida tranquila. Otro, un mafioso que sólo quiere tocar el órgano. Ambos dispuestos a sacrificar todo lo que tienen por su barrio. Para cuando la acción comienza a ponerse en movimiento —y tarda bastante en ocurrir, la serie es lenta— todos están con el agua al cuello. Cottonmouth presionado por frentes políticos y con su imagen dañada. Luke Cage con su identidad secreta en peligro y poniendo en peligro a la gente que le rodea. Y entonces, de la nada, el mafioso muere asesinado.

¿Y quién viene a sustituirle? DiamondBack. ¿Y quién es DiamondBack? Quién sabe. A quién le importa. Y es que después del excelente trabajo realizado para construir a una bestia parda como Cottonmouth, los productores y guionistas decidieron acabar con él y poner en su lugar a un villano que parecía recién salido de una película Marvel, en el peor sentido. Su motivación es la venganza. Sus recursos son ilimitados y salen del «cajón mágico de dinero de los antagonistas que nunca se acaba”.

Su relación con Cage es que son hermanos. DiamondBack es una mala copia de los antagonistas de los cómics pulp de los 70, personajes con frases que intentan ser épicas y poca personalidad, gadgets magníficos y motivaciones decepcionantes. Peleas increíbles y conversaciones aburridas. Podemos decir sin miedo que esta serie quizá sea la peor de todo Marvel/Netflix, y que buena parte de la culpa la tiene este cambio de antagonista de mitad de la temporada en adelante. Porque Luke Cage era absolutamente genial en ‘Jessica Jones’. Pero es que todo era perfecto en ‘Jessica Jones’.

Jessica Jones

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Tanto el creador del personaje, Brian Michael Bendis, como la showrunner de la serie, Melissa Rosenberg, tenían claro el potencial de la serie que tenían entre manos: ‘Jessica Jones’ es una serie de detectives disfrazada de superhéroes. Pero debajo de esta primera lectura se encuentra una más interesante: la segunda serie del universo televisivo posee un mensaje feminista devastador. Nuestra protagonista es una investigadora privada con un serio problema con la bebida y con una gran cantidad de monstruos en su pasado. Cuando acepta el caso de una joven desaparecida acaba enfrentándose a uno de los peores. Se trata de Killgrave, un hombre con un poder particular: todo el mundo siente la irrefrenable necesidad de obedecer cualquier petición que haga por muy absurda que sea.

Jessica Jones no es inmune a prácticamente todo como Luke Cage. Los disparos atraviesan su piel, los puñetazos le duelen y se pasa toda la temporada curándose heridas de todo tipo. Porque Jessica no sólo ha sobrevivido a violencia física. Jessica ha sobrevivido a Killgrave, básicamente, el mejor antagonista que ha creado la televisión reciente. Gracias a su poder ha robado impunemente, violado sin compasión y matado sin ensuciarse las manos a todo aquel que se ha interpuesto en su camino.

Básicamente, el mundo es su parque de recreo. Nadie ha enseñado nunca la diferencia entre el bien y el mal. No sabe que utilizar sus poderes en los demás lo convierte en el único culpable de las acciones que provoca. Se trata de un psicópata de manual, incapaz de empatizar con los sentimientos de los demás.

Mantuvo bajo su control a Jessica gracias a su poder durante mucho tiempo, doblegando su voluntad constantemente, lo que él recuerda como los mejores días de su vida y Jessica como una de las experiencias más traumáticas que ha padecido jamás. Y aquí está lo que lo convierte en el ser más despreciable de todo Marvel/Netflix y de las series en general: no es fuerte. No es una máquina de matar. Ni siquiera es excepcionalmente inteligente. Es como el niño de aquel capítulo de ‘The Twilight Zone’, que puede hacer que todos sus deseos se hagan realidad sólo con imaginárselo, pero en formato adulto, psicópata y con un poder aun peor: te arrebata la voluntad y te convierte en alguien que no eres.

Killgrave es tan malo como una drogadicción, y la serie no escatima en símiles: Jessica padece síndrome de estrés postraumático, hay grupos de ayuda a afectados por el villano y en cada capítulo encontramos cientos de señales de Exit perfectamente iluminadas, que parecen enviar el mensaje subliminal: «Hay que salir de ahí. Ya. Huye. Peligro». Kilgrave es un antagonista terrorífico por su verosimilitud porque todos los argumentos que esgrime el villano son frases que podría repetir cualquier maltratador: «¿Cómo podría hacerte daño? Te quiero». No se da cuenta de que lo que pretende conseguir es imposible. David Tennant lo habría tenido muy fácil si hubiera querido construir un malo atractivo, cuyas trampas y artimañas pudieran ser perdonadas porque es un tipo genial, gracioso y divertido. Pero eso no es lo que quieren ni Rosenberg ni Bendis. Killgrave es un tipo con muy mala baba, muy desagradable y que, por muy bien que vista, siempre será un monstruo manipulador.

Si Killgrave es el mayor villano de Marvel/Netflix, Jessica es una auténtica heroína. Es una superviviente que no duda en enfrentarse a sus miedos más profundos para salvar inocentes en peligro. Es extraordinariamente inteligente, una gran investigadora privada y muy buena amiga. No es un personaje perfecto, es una mujer con profundas heridas psicológicas que trata de superarlas día a día. Sus problemas son muy reales y diferentes a lo que estamos acostumbrados, ya que no tiene problemas de abandono ni un pasado oscuro que incluya experimentos con doctores maléficos. Jessica es una mujer que se enfrenta al peor tipo de enemigo: un machista sociópata. Cuando por fin se descubre que ya no tiene poder sobre ella, los cielos se abren para la protagonista. Puede vencerle. Siempre ha podido.

Bonus Track

Este año se estrenarán ‘Iron Fist’ y ‘The Defenders’, serie en la que los cuatro héroes se reúnen para salvar la ciudad de una malvada Sigourney Weaver de quien por ahora tan sólo se sabe el nombre, Alexandra. ¿Que clase de enemigo tendremos entonces? Teniendo en cuenta la extraña racha de la cadena de pago, es imposible de saber. ¿Un villano del montón o una auténtica genialidad? ¿Cómo aunar en una sola persona todos los miedos de todos los protagonistas de cuatro series diferentes? Douglas Petrie y Marco Ramirez, responsables de ‘Luke Cage’, serán los encargados de conducir la serie, y está en sus manos crear algo magnífico. Esperemos que lo consigan.


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