La guerra de la vieja escuela: ‘Corazones de acero’

Es como un flashback. Como volver a ver esas películas de guerra de antaño en las que el mensaje era la pura historia y la emoción residía en los personajes. ‘Corazones de acero’ acerca esas tramas bélicas de antes pero con mejor calidad, tanto a nivel de efectos especiales como a efectos interpretativos.

Brad Pitt lidera un grupo dispar, pero unido hasta el fin, en el que se podría ver reflejada cualquier pandilla. Sin embargo, genera un papel patriarcal hacia sus allegados que deja entrever, junto con varios gestos sutiles (y no tanto) durante la película, que viene de formación profesional, y no por ello menos noble. Al contrario, con más mérito. Un papel impuesto para el cual aún siente que le viene grande. Y sin embargo, logra llevar hasta el extremo a él y a sus compañeros en pro de su causa. Ese es el tipo de líder que nos vendieron durante décadas y lo hemos vuelto a tener en pantalla, con solemnidad y con autoridad.

Facilita mucho el trabajo de esta imagen que, de forma sana, se complemente con otros individuos que marquen los estereotipos que no pueden faltar. El duro pero sentimental, el religioso pero libre de ideales, el manso pero capaz, y el novato pero impetuoso. El primero, Jon Bernthal, a quien también hemos visto de inestable y tipo rudo en ‘The Walking Dead’, ejercía de contrapartida al rol de Logan Lerman, el nuevo de la compañía, y, por lo tanto, de complemento ideal para el dúo que formaba este último con Chacal, como también es llamado Brad Pitt en la cinta. El joven actor vuelve a ofrecer su magnífica interpretación a un personaje que le da otro registro a su curriculum, y un suma y sigue de genialidades personales, como ya veíamos en ‘Las ventajas de ser un marginado’. Éste es quien más brilla de todos, junto con Shia LaBeouf. Brad Pitt parece la versión seria de su pasada actuación en ‘Malditos Bastardos’. Sin embargo, esto no quita que su evolución sea la base en la que el ritmo de la película también se apoya para seguir creciendo progresivamente para culminar en un fin glorioso, sin llegar a ser pasteloso (como en ‘Monuments Man’, con George Clooney… Menos mal que andaba por allí nuestro Bill para salvarle el trasero a “don Café”).

Furia es el nombre que adquiere el tanque. Este vehículo de guerra, el Sherman M4A3E8, armado hasta los dientes, es el símbolo de seguridad del batallón. Y no por sus defensas, sino por su significado. Es la metáfora de la tergiversación que pueden sufrir los sentimientos de un grupo de hombres sin más Dios que su presente. Para la grabación se emplearon el único modelo de estos que aún existe, y un Tiger alemán, también verdadero y único en el mundo. Es fiel a la realidad técnica, y la fotografía es tan espectacular que añade ese punto de inflexión que hace que tiembles de emoción. La dirección fotográfica es exquisita. Acompaña perfectamente la trama y presenta un planteamiento de matrícula a todas las ideas que allí se enmarcan. Sabiendo acompañar el ritmo y la centralidad de las bases del guion. Tremendamente deliciosa, en definitiva, como la banda sonora.

Es decir, un círculo muy redondo y muy bien cerrado en lo que refiere a varios trabajos de cine (y nunca mejor dicho) que se conjugan en armonía entre ellos. Todo cerrado con un fin adornado de los detalles más humanos y a la vez más impropios de los horrores del mundo. Calidad de la que distingue.

La historia es simple, pero directa. Se entiende muy bien y el mensaje es claro y nítido. El compañerismo se eleva a la máxima potencia y la crueldad es buena parte de dicha justificación. La apoteosis de la guerra demuestra que nunca todo es blanco, negro o gris, y que todo depende del matiz. Que nadie tiene la razón absoluta y que no hay victoria más verdadera que la moral y la espiritual. Que antes que perder la dignidad, se pierde la esperanza. Y todo ello en un hilo argumental que cada vez se tensa más hasta que se rompe con justicia y honor. Donde la “furia” puede con todo, menos con sus propios fantasmas y el humo que les rodea.

bluebird Comunicación
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