Tres autoras, tres ensayos y la sensación de que han abierto las ventanas de las librerías en este país y poquito a poco nos llega aire fresco y renovado a los pulmones. Tres miradas particulares y enfocadas en diferentes temas, con un propósito común: dar voz a las mujeres. Porque sí, son muchas mujeres las que callan, las que dejan sin escribir muchas cosas que son necesarias leer y que por defecto adoptan una posición sumisa; las que nunca reconocerían que si pudieran volver sobre sus pasos no serían madres, las que siguen pensando que es necesario luchar por los derechos básicos (recordemos que el feminismo es la idea radical de que las mujeres somos personas) en un país ¿desarrollado? como España… ¿Hay alguien que se haya encargado de analizar la raíz de todos estos temas que se silencian o se ignoran?
La respuesta, afortunadamente, es un sí: aún tímido, pero indiscutible. Sí, hay mujeres en pie de guerra. ¿Somos conscientes de todo lo que hemos callado hasta ahora, de cuánto nos han silenciado? ¿Se reconoce abiertamente que España es un país machista? Demos gracias a esos libros que, como artefactos, le explotan a una en las manos y le vuelven la mente del revés. Aquí tres lecturas imprescindibles que han llegado a las librerías en el último mes:
Uno: ‘Los hombres me explican cosas’, de Rebecca Solnit (Capitán Swing)
Si no has oído hablar del mansplaining (o si no lo has sufrido en tus carnes) déjame decirte que te envidio, pues serás de las pocas mujeres que se hayan librado de este irritante vicio cultural, presente por desgracia en todas las sociedades. Mediante este desagradable fenómeno, un hombre explica cosas con condescendencia a una mujer por el mero hecho de que a las mujeres siempre nos corresponde estar en un segundo plano, no somos aptas para resolver una situación por nosotras mismas o mantener una conversación para la que no parecemos estar cualificadas, y con nosotras hay que usar siempre una amable deferencia. ¿Estamos o no hartas de ese paternalismo?
Según avanzamos en la lectura de este exquisito ensayo, constatamos cuán necesaria es esta obra que le ha supuesto a Solnit seis años de trabajo. Ella misma fue víctima del mansplaining más flagrante —se le atribuye erróneamente la acuñación de este término, allá por 2012— cuando, en una fiesta, un hombre entabló conversación con ella a propósito “del libro que ella misma había escrito”, convencido de que su autor era masculino y de que ella difícilmente podría saber nada acerca del tema sobre el que versaba. ¿Es que estamos condenadas, y lo estaremos eternamente, a que nos traten como a niñas? ¿A no poder aspirar a puestos de trabajo acordes a nuestra valía profesional? ¿A caminar por espacios públicos sin miedo? ¿A que la violencia machista se trate en los telediarios como un telón de fondo habitual sobre el que suceden el resto de las cosas?
«Empecé este ensayo hablando de mansplaining», dice Rebecca, «y acabo hablando de asesinatos y violaciones». No es de extrañar. La violencia contra las mujeres no puede clasificarse en compartimentos estancos y esta actitud paternalista es sólo uno de los “micromachismos” que la componen, la punta del iceberg, como suele decirse. Si quieres entender la desigualdad en su conjunto y la necesidad del feminismo a gran escala, puedes empezar por los pequeños detalles. Así que sí, Capitán Swing se anota otro punto con esta bomba que va a cabrear a muchos. Se desenvainarán los #notallmen como argumento infalible: “no todos” los hombres tratan con condescendencia a las mujeres, “no todos” los hombres son violentos, “no todos” los hombres matan, “no todos” los hombres violan. Eso ya lo sabemos. Sea como fuere, tú no deberías dejar de leerlo.
Dos: ‘#madresarrepentidas’, de Orna Donath (Reservoir Books)
¿Cuántas veces nos hemos preguntado qué uso le daríamos a una máquina del tiempo que nos permitiera volver atrás y deshacer nuestras acciones? ¿A cuántas madres habéis escuchado confesar que, si pudieran elegir, habrían preferido no tener hijos? Los tabúes se evitan a toda costa, y en torno a la maternidad crecen muchos de ellos. ¿Realmente todas las madres se entregan a sus hijos? ¿Existen las madres que por un lado adoran a sus retoños pero que odian el rol materno, ese trabajo a tiempo completo que consiste en dedicarse sin reservas a otra persona? ¿Se les ha dado a las madres alguna vez la oportunidad de expresar si realmente deseaban ser madres?
En un ensayo no exento de polémica y que nació en 2008, la socióloga israelí Orna Donath plantea que lo que aparentemente se presenta como una elección libre y personal en muchas ocasiones entraña coacciones, presiones a las que las mujeres se ven sometidas (externas e internas) y plasma el trabajo realizado durante años, consistente en numerosas entrevistas a 23 madres de diferentes perfiles, cada una envuelta en circunstancias particulares. A lo largo de seis capítulos examinará un asunto espinoso, cuya máxima dificultad a la hora de ser analizado quizá resida en la autocensura que muchas mujeres se imponen al no querer (o no ser capaces de) expresar en voz alta sentimientos que ni ellas mismas consideran aceptables ni deseables a nivel social. El sentimiento de la angustia, la desesperación, la preocupación, la soledad y sobre todo la culpa es patente en mujeres que finalmente se sinceran consigo mismas y reconocen sus remordimientos, aunque se las tilde de egoístas o trastornadas. Bien porque «era lo que tocaba después del matrimonio», bien porque «siempre quise tener hijos pero no me planteé qué era lo que me esperaba» o bien porque creían que trayendo niños al mundo salvarían una relación, conocemos una dispar casuística de madres que se sinceran y, ya que no pueden darse una segunda oportunidad, al menos se conceden la de hablar sobre ellas mismas. Eso sí, primero como mujeres, y en segundo lugar, como madres o incluso abuelas (arrepentidas). Porque el arrepentimiento es también un sentimiento legítimo.
Tres: ‘No es país para coños’, de Diana López Varela (Península)
La bloguera gallega Diana López Varela salta de la bitácora Suspenso en religión al papel: su ópera prima, ‘No es país para coños’, un ensayo en el que aborda la cuestión feminista en un país que aún adolece de rasgos retrógrados como España. La educación sexual, el acceso de la mujer al mercado laboral, la maternidad (y el rechazo de la misma) como opción y no obligación, la violencia machista, los derechos reproductivos y las formas de dominación patriarcal que reinan dentro de nuestras fronteras son algunos de los temas que la joven periodista y guionista aborda en estas páginas con desparpajo y mucho humor, en un enfoque intransferible, salpicado de vivencias personales. Además, la autora escribió la obra de microteatro homónima que ya ha saltado de Galicia a Madrid y que cuenta la historia de tres mujeres que coinciden en la sala de espera del ginecólogo.
Si no podéis leerlo pero queréis saber más, esta semana Diana hablaba de su libro en el programa Carne Cruda. Nos encanta la cubierta, por cierto.
Bonus track: Cuando ellas dan la nota
Este año muchos hemos adoptado un nuevo y delicioso hábito, amén de necesario: leer a mujeres. Es decir, leer a “más” mujeres (sobre esto prometo que hablaremos otro día). ¿Y por qué no escuchar a más mujeres, también? La periodista Anabel Vélez, que pilota Culturaca, nos lo pone fácil para poder hacer ambas cosas. Apuntaos este: ‘Rockeras. Las protagonistas de la historia del rock’ (Robin Book, dentro de la colección Ma non troppo) es su primer libro. Así comienzan sus primeras líneas:
El rock se ha considerado siempre y erróneamente una cosa de hombres. De hombres duros y aguerridos que perpetran potentes riffs de guitarra. […]El rock es un mundo en el que la mayoría de los promotores de conciertos […], los managers […], los roadies […], los productores de discos […], los dueños de las discográficas […], los djs de las radios […], los críticos son hombres… ¿Hace falta que siga?
[…] Ansío el día en el que no sea necesario reivindicar el papel de las mujeres no sólo en la música sino en la sociedad en general. […] Hasta entonces, estos libros son importantes y esenciales. Demos espacio a esa gran parte de la población que recibe un pie de página o un párrafo cuando otros reciben capítulos enteros. Y hagámoslo no porque sean mujeres, sino simplemente porque hicieron lo mismo que los hombres, con el mismo talento, la misma intensidad, siendo pioneras, revolucionando, creando nuevos caminos en la música igual que sus compañeros masculinos. […]
En casi 250 páginas, Vélez (re)descubre a Aretha Franklin, Courtney Love, Debbie Harry, Neko Case, Patti Smith, Amy Winehouse y muchas otras, más o menos conocidas. Por si fuera poco, a modo de epílogo nos regala una selección de discos imprescindibles.
Que hablen, y que canten, las mujeres.
Fotografía: gaelx ©