La Feria del Libro de Madrid se tiñe hoy de ese no sé qué especial que atesora entre sus manos Hipólito García Fernández, Bolo. Acompañado de sus revolucionarias gerberas presenta 89 nuevos azaristmos —algunos de lo cuales comparte aquí con nosotros, ¡gracias!— recogidos en el libro ‘El charro roto de Jorge Negrete’, editado por Huerga y Fierro Editores.
¿Qué es ‘El charro roto de Jorge Negrete’?
Es el viaje de volver para volver. Un flash back gigante que recoge sensaciones, experiencias desde los seis años hasta nuestros días, plasmados en 89 azaristmos y ni en mis mejores sueños podría pensar que estuviera tan bien arropado, porque Huerga y Fierro Editores, Colección Los Libros de Ouka Leele, con una deliciosa nota de la propia Bárbara y un magnífico retrato que me ha hecho para el libro, prólogo de Enrique Bunbury, epílogo de Raquel Lanseros, presentación en la Feria del Libro de Madrid…
No consigo ser un domingo más.
Lo primero que me ha llamado la atención al abrir el libro es la dedicatoria: «Al cromo encontrado en la calle / y que no completó ninguna colección». Hay que ser muy crack para dedicarle un libro a un cromo, aunque, por otra parte, tengo la sensación de que no es más que una declaración de intenciones de que la soledad, esa sensación de pérdida, va a estar muy presente a lo largo de todo el poemario. ¿Me equivoco?
Bueno, primero se lo dedico a mis padres, Avelina Fernández Fernández e Hipólito García Martínez, siempre presentes y que me acompañan a cada instante.
Lo del cromo es un homenaje a mi infancia. Desde muy pequeño, mi padre me inculcó el amor por coleccionar. Y claro, cuando eres pequeño, lo primero que aparece son los cromos, futbolistas, ciclista, cantantes, actores, animales… Más tarde, una vez el virus dentro, he coleccionado vinilos, fotos, entradas de conciertos, cajas de cerillas, postales, calendarios de bolsillo, posavasos… El cromo encontrado en la calle me instalaba en una amable insatisfacción, pues al finalizar una colección, inmediatamente comenzaba otra y otra y otra…
El cromo encontrado en la calle es en gran medida una liberación. Me he desprendido de todo, no colecciono, guardo nada de materia. La sensación de pérdida nos acompaña siempre de una manera, porque «Nada tengo, nada pierdo» es uno de mis azaristmos.
Semen, sangre de invierno.
Otra cosa que, sin duda, es significativa, es el prólogo de Enrique Bunbury. Qué honor para ambos, ¿no?
La verdad es que estoy muy contento con el delicioso prólogo de Enrique, que es una persona maravillosa en todos los sentidos y, para mí, uno de los más grandes referentes de nuestra música. Trabajé casi dos décadas en la compañía EMI, donde desembarcaron Héroes del Silencio en el año 87 publicando su primer EP y. desde entonces, seguimos manteniendo el contacto.Ahora vive en L.A. y, cuando viene, procuramos vernos, charlar. Reitero, que es una gran persona, enorme músico que trabaja cada día por aportar siempre matices nuevos a su brillante trabajo.
Los afluentes no mueren, enferman.
Hoy lo presentas en la Feria del Libro con un acto titulado La Revolución de la Gerbera. ¿Son más necesarios que nunca estos pequeños actos revolucionarios?
Sí, hoy, domingo 7 de junio, se presenta en la Feria del Libro de Madrid, en la caseta 308 Huerga y Fierro Editores. Los que estéis en la ciudad, espero vengáis a saludarme y también disfrutar de la performance, la Revolución de la Gerbera.
Para mí, estos actos son absolutamente revolucionarios, necesarios. No concibo nada que no sirva para la participación. Todo por el AMOR, la COMUNICACIÓN, EFICACIA.
Vivimos lo que morimos.
En el libro, el lector puede disfrutar, además, con tus ilustraciones. Poesía, música, pintura, cine… ¿Eres un artista total? ¿O cómo te defines en este ámbito del arte?
Me siento siempre como un torpe alumno guiado por la intuición y la curiosidad. Desde que me di cuenta de que todos podemos hacer lo que deseamos, no me corto e intento aportar, arriesgar y los resultados son siempre excelentes.
La caída nunca es libre.
Hace tiempo que estoy más despegada del «mundillo», ¿sigues siendo el alma de la poesía en la noche madrileña?
No, ¡en absoluto! Como mucho soy un trocito de corazón del dia madrileño, con su cielo Hopper.
Me siento uno más, y en Madrid hay muchísima gente que también genera eventos y demás actos en favor de la Poesía. Cada semana te enteras que se ha abierto un nuevo local para recitar… Soy uno más, sin más.
Cada paso que doy es sobre mis cenizas.
Por cierto, ¿cómo encuentras a Madrid? ¿Tiene remedio? ¿Volverá a ser la que un día fue?
Llevo viviendo 14 años y medio en Madrid, y por muchos, innumerables motivos, la siento como mi ciudad, si es que las ciudades son de alguien. Con toda su anarquía, indisciplina, locura, intento con mi trabajo ponerle método, constancia, e intento generar, impulsar, actos que se mantengan y a su vez que nazcan nuevos proyectos. Ahora existe en la ciudad una excelente cantera de poetas muy jóvenes que son excelentes y que han empezado a programar sesiones con un gusto exquisito.No sé si algún día recuperará con la misma armonía todo aquello, pero está claro que vivimos de presente y confío, rotundamente en los más jóvenes.
Lo que devuelve la ciudad a la ciudad son las sirenas.
Y, para terminar, pregunta obligada: Como actor que (también) eres, ¿qué película te habría gustado coprotagonizar con Bill Murray?
Con Bill Murray trabajaría haciendo de cenicero, si fuera necesario. ¡Soy fan absoluto! Por ejemplo, me hubiera gustado suplantar a dos gigantes como Tom Waits e Iggy Pop en la peli, ‘Coffee and cigarretes’, de Jim Jarmusch, ¡que también me encanta!, y haber hecho con Bill la escena cuando están sentados en el bar charlando sobre un batería que Tom buscaba y los cigarrillos como nexo entre ellos. Encendía un cigarrillo para festejar que había dejado de fumar…
Fotografía: Federico Romero ©