Muérdeme la yugular,
pero dime que me quieres,
que al que no tiene moral
se le ponen los laureles.
Es en épocas complejas
cuando todos son más crueles.
Hasta las buenas ovejas
saben cambiarse las pieles.
Si ya no sirven las quejas
hay que partirse la crisma.
Son algunas moralejas
que rigen la vida misma.
Son historias diferentes,
todas ellas con carisma.
Todas enseñan los dientes,
pero con distinto prisma.
Así estaremos pendientes
de estos héroes tan sociales,
que luchan siendo valientes
contra injusticias condales.
Y tienen su propia vida,
y sus fábulas nupciales,
y narrativa fluida,
y esperanza en sus finales.
Además, bien dirigida.
Perfecto cine argentino.
Película bien zurcida.
Crecerá como el vino.