La sangre real de la realización cinematográfica
usa sus cromosomas para retratar a la monarca gabacha.
Así, esta película biográfica
nos desnuda a la austriaca vivaracha.
El delfín era tímido bajo las sábanas de algodón.
Ella es niña comprensiva ante críticas mordaces.
Viviendo en la versallesca mansión
se abusa de los antifaces.
La mocosa alejada del seno materno
ha de sobrevivir a protocolario infierno.
Superada la prueba de la prole
empezará a hacer lo que le mole.
El pueblo pedirá guillotina.
Sus caprichos le han llevado a la ruina.
Esta historia de corte histórico
se mueve con una banda sonora moderna.
No queda mal este toque histriónico
para definir a la que gobierna.
El cuidado fotográfico es otra de sus virtudes.
Lo barroco del cuadro resalta las actitudes.
Hay algunos aciertos de semántica,
también otros conceptos fuera de onda,
más dignos de comedia romántica
que de película redonda.
El que no arriesga no gana,
aunque a veces salga rana.
Versalles se transforma en instituto.
Es más bonito pero igual de bruto.