Lucía es pretérito imperfecto,
se perdió como objeto selecto.
Aquellos diálogos atormentados
parecían imposiblemente pronunciados
pero fueron gustosamente aceptados.
Era el Medem de años dorados.
El cine de hoy es más complicado.
Medem fue solo un niño encumbrado.
Ahora no habría quien soportase,
fuera quien fuese quien lo actuase.
Lo único que se aceptaría ahora
es la estupenda banda sonora.
Esta película es la culpable primera
del turismo que hizo insoportable Formentera.
A muchos se nos agarró por dentro en su día
pero nos soltó, pues el tiempo la hizo vacía.
Sol y luna. Agujero y faro.
Hija y padre. Perro malo.
El desnudo se ocultó en alegoría,
el sexo en el complejo intrincado,
la palabra en sentimiento fluía
y el símbolo flotó chillado.
El retorcido filme del vasco
te lleva a flotar en el peñasco.
Una isla llena de agujeros
donde los sueños son balseros.
Y hace bruuum. Y hace braaam.
Si no entras te aburrirás hasta el final.