Álex de la Iglesia se ríe de sus chistes.
Se tira pedos de risa complaciente.
Si eres buen espectador no rechistes,
que el aparente absurdo no te ahuyente.
La mujer como fuente y fin de todos los males.
Lo masculino fue maldito en sus anales
presa de menstruados y voluptuosos rituales.
Para la salvación no existen sagrados griales.
Un metrónomo con hipo
marca el ritmo irregular.
El complejo de Edipo
pone a Maura en su lugar.
Lamentablemente, el clímax es epiléptico,
vomita renders y planos incongruentes.
Resuelve un entendimiento aséptico.
Jamás realizó de maneras menos solventes.
Si los magos de Tolkien lucharan con esos vuelos
se habrían llevado Ratzies por sus camelos.
La venus de Willendorf ‘kingkonesca’
resulta broma perogrullesca.
Tanto fuego artificial
pone a la trama bozal.
Entretenido juego sexista
que, al final, pierde la pista.