Bajo la costra de una herida
hay pus, dolor, póstulas sanguinolentas,
hay impotencia, terror, memorias cruentas,
hay viscosidades hedientas,
hay un universo de afrentas.
Tras la que escarba por la huida
hay un director al cogote pegado,
hay un personaje bien interpretado,
hay sufrimiento destapado,
hay un espectador alejado.
Cuando no existe una salida
hay tortura, reincidencia, pesimismo,
hay un insondable e incoherente abismo,
hay profundo odio hacia uno mismo,
hay ese intrínseco sismo.
Quién va en ambulancia fallida
en desesperación anida.
No hay sirena que plañida
salve la mente perdida.