La vida se abre camino
y esta saga aún más.
Tras la primera que vino
amagó volver atrás,
pero guionistas con tino
la pueden resucitar.
Vuelve la saga del dino
con apetito voraz.
Quizá las guionistas mentes
no deban ser de admirar.
Puede que de tantos dientes
perdieran la realidad.
Pero el juego es evidente
y no deja de enganchar.
Es elevar de la fuente
la acción hasta saciedad.
El que jugó con lagartos
nunca podrá negar
que la emoción en los cuartos
es ponerlos a luchar.
Faltan planos de escuela
y el personaje moral
pero el homenaje cuela
y entretiene al personal.
Musicalmente el diálogo
es pesado al empezar
pero dejará de lado
la herencia que tiene atrás.
Disfruten de esta secuela
con mutaciones y más.
Todo lo racional vuela
si te dejas conquistar.