El cine… mejor que rime: ‘El portero de noche’

El síndrome de Helsinki de Jungla de cristal,

en aquella era falso, aquí muy real.

Una judía torturada por un nazi algo cabrón

se encuentra con el tipo y repetirá el guión.

Revolcones subidos de tono,

azotes y sumisión al patrono.

La secuencia de ella con tirantes

es inolvidable como Gilda y sus guantes.

Pasando por alto lo que escandalizó en su momento,

la película es un thriller al desaliento.

Los compañeros de aventuras genocidas

se enfrentan a juicios y palabras escondidas.

Todos los secretos deben ser bien guardados.

Si es necesario se matarán aliados.

Revolcones ahogados en el suelo

y furor sexual en el duelo.

Dos personajes encerrados

en pasados pecados.

Quien busque carne en la pantalla

tiene poca la actriz, menos sin la malla.

Interesantes interpretaciones convulsas.

Las ajenas al suspense, insulsas.

 

bluebird Comunicación
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