Ser pobre en el mundo capitalista
es una putada a toda vista.
No es que la felicidad no esté en lo altruista,
sino que es difícil que no sigan tu pista.
Eso siente este protagonista
pues se convierte en ermitaño
por no ser ducho en el arte del baño.
Claro, que el amor todo lo conquista.
Intenta terminar con su vida
y acabará bajo un puente.
Tras fallar en la torpe caída
encontrará un mundo diferente.
Retirado del mundo en una isla
conocerá a otra que también se aísla.
Una historia de superación
tras infructuoso chapuzón.
Original propuesta coreana.
Se visiona de buena gana.