Hablar de pornografía feminista
suena a truco de publicista
pero una directora encabeza la lista,
Erika Lust es la artista.
El porno vuelve a tener preliminares
y no sólo con diálogos entre anormales.
Erotismo y sugerencia
forman parte de su herencia.
Winterbottom,y sus nueve canciones,
podía tener similares visiones.
Nada de actores de plástico esculpido,
cuerpos más reales también ponen a Cupido.
Como excusa, un local para leer poesía
servirá de enlace para la erótica fantasía.
Un cúmulo de cuentos de revista pegajosa
no renueva en demasía la pornográfica prosa.
Aún así, es interesante, ver que diseño de vestuario
volverá a tener un hueco en este género fornicario.