Ser un padre protector
es duro para el menor.
El océano es tan intenso
que cuesta dejarle indefenso.
Y si decides acortar mucho la correa
será fácil perderle arrastrado en la marea.
Los miedos que ha de superar un padre
son duros errores de encuadre.
Si el niño no se aventura
jamás tendrá vida pura.
Salado y emocionante relato
que de tanto correr da flato.
Las risas también acompañan
con personajes que gafas empañan.
Todos cumplirán sus objetivos
pues, en PIXAR, siempre hay motivos.