Los únicos ojipláticos que encontrarás en tu salón
estarán dentro de la pantalla del televisor.
Este biopic no produce erección.
Es una tortura lo de querer ser pintor.
Como mujer reivindicativa de su puesto en el mundo,
tarda bastante en deshacerse del nauseabundo.
Un tipo con el rostro más duro que el amianto,
es capaz de enamorar y de producir llanto.
La historia comercial de las obras de arte
es lo más interesante, humillando al tratante.
El matrimonio convenido
es un leve partido.
Falta emoción y empatía,
no es tan torpe la tía.
Johnny Depp no interpreta en el hilarante juicio,
será por eso que es secuencia de aburrido suplicio.
Burton hace sus pequeñas triquiñuelas,
pero queda un filme para lamer suelas.
No es el peor de su filmografía,
pero es tan soso como unitaria orgía.