Es difícil asistir al monólogo de Pamela Palenciano (Andújar, 1982) y salir con la sensación de tener el corazón intacto. ‘No sólo duelen los golpes’ es una experiencia que traspasa —por su cercanía y desparpajo— tanto a ellos como a ellas, pero también es una denuncia ante la indefensión que padecen muchas mujeres víctimas, o potenciales víctimas, de la violencia de género en este país. Uno se sienta en su butaca sin saber que va a recibir una descarga de manos de una mujer combativa que tuvo la suerte de sobrevivir a la violencia machista; estremece pensar cuántas han sido silenciadas para siempre.
Comienza ‘No sólo duelen los golpes’ y la actriz, a modo de introducción —como si estuviese dictando una especie de cursillo rápido de feminismo para torpes—, subraya las injusticias inherentes a vivir en una sociedad machista, clasista y patriarcal: los estereotipos de género, la desigualdad y las jerarquías entre hombres y mujeres, las relaciones de poder, el vacío legal a la hora de proteger a la víctima, la falta de educación, la mala praxis mediática… Nos va la vida en defender un sistema libre de agresiones de todo tipo. Hay, según ella, un riesgo altísimo para quienes vivimos en «la Península histérica», un país en el que el machismo no sólo es galopante, sino doblemente peligroso, porque está camuflado. «¿Machismo aquí?», dice Pamela, en tono sarcástico, «sufren machismo las pobrecitas que tienen que llevar hiyab, ¡yo aquí puedo vestir como quiera y hacer lo que quiera!». ¿Estamos seguras? ¿Sabemos definir a un maltratador? ¿Cuántos tipos de opresión identificamos? Esa es la gran baza de esta obra, que se atreve a cuestionar todo, a criticar todo.
A medida que la performance avanza, Pamela revive a su ex pareja Antonio sirviéndose tan sólo de una sudadera que le hace adoptar una pose agresiva e intimidatoria. Conocemos así el perfil de un maltratador que convirtió su adolescencia en una «telaraña», como ella misma describe, de abusos y sufrimiento: una espiral tóxica que comienza a una edad demasiado temprana. «No sólo duelen los golpes» son las palabras de Maricarmen, la psicóloga que ayudó a la actriz en su proceso de sanación interna después de poner punto final a una relación tan destructiva y peligrosa. La humillación, el control, la dominación, la manipulación y los insultos también duelen, porque son otro tipo de violencia y no son tan fáciles de detectar como una marca facial, que no es sino el signo último de que existe un problema gravísimo. Por cierto, la vida de la actriz corrió peligro real en más de una ocasión.
En constante interacción con el público —porque la obra busca provocar, despertar, incomodar— y sin dudar en levantar algún dedo corazón cuando es preciso, Pamela arranca carcajadas —porque las feminazis también tienen mucho sentido del humor, ¡mucho!—, repasa sus relaciones sentimentales posteriores a Antonio y hace balance de todo el daño sufrido. Para cuando el monólogo finaliza ya se ha creado un ambiente cálido y de apoyo mutuo en el que las reacciones emotivas no se hacen esperar. Hay muchas caras surcadas por lágrimas no disimuladas. Se abre un espacio para la conversación, para la puesta en común de reflexiones y preguntas. Todos quieren compartir con la actriz sus experiencias propias, o de terceras personas, y una gran mayoría colabora comprando chapas o camisetas: merchandinsing cuyo beneficio se dona a El Salvador. En este país vivió Palenciano una temporada, y allí aprendió a hacer teatro, que le sirvió de herramienta para empoderarse y continuar su lucha en forma de expresión artística. «Como su propio nombre indica, El Salvador me salvó», relata en el monólogo. No en vano, allí conoció a su pareja actual, padre de sus dos hijos, con el que re-aprendió que el amor de verdad no duele. Por cierto, este será el título del libro que Alfaguara planea publicar en 2017 a raíz del éxito del monólogo.
‘No sólo duelen los golpes’ comenzó siendo un taller y ha ido evolucionando con los años. Hasta la fecha se ha representado en institutos, asociaciones, teatros, facultades, centros culturales o bibliotecas. Después de rodar durante todo el mes de diciembre por diversos escenarios de toda la geografía española y de agotar localidades en Teatro del Barrio (Madrid), Palenciano regresa al proscenio este mes de enero.
Fotografías: Alba G. Quintana ©
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