No es ningún secreto que la relación entre cine y literatura a lo largo de la historia ha sido por demás estrecha. Y es que, en cuanto a aspectos culturales o de difusión, estamos hablando de una simbiosis que se ha convertido en un mero producto de las masas, un elemento mediático que atrae a sus seguidores por la consolidación de franquicias más que rentables. En gran medida, la mayoría de filmes multipremiados, aclamados en su momento por la crítica y que se volvieron de culto, provienen originalmente de una novela o saga tan o más exitosa que su adaptación a la gran pantalla.
El término bestseller —que en su traducción pudiera significar superventas— es un claro medidor para estudiar este fenómeno. Un libro se convierte en un éxito en el mercado, capta a una legión de fans que estarán dispuestos a consumir cualquier material relacionado con la historia y, consigo, atraen a otra parte del público que conoce poco o nada de su existencia. Pero no todo el tiempo funciona de esa forma. Algunas veces, el material cinematográfico es quien se queda con la popularidad que nunca obtuvo el impreso. En otras, la aparición de la película impulsa las ventas de determinada novela incluso muchos años después de su publicación. No obstante, son sonados los casos en los que escritores nunca perdonaron el enfoque que dio cierto director o guionista a su historia.
A continuación, analizo cinco obras que considero fueron sobrepasadas en cuanto a carácter mediático por su versión fílmica. El objetivo no es decir si fue mejor o peor que la película, es más bien explicar cómo ciertas características de un argumento pueden llegar a ser mejoradas cuando se trasladan al celuloide.
Alguien voló sobre el nido del cuco
Publicada en 1962, la novela del escritor norteamericano Ken Kesey trata temas tan complejos como la locura y los estereotipos dentro de la sociedad estadounidense, pero nunca gozó de gran popularidad en el momento de su concepción. Decía el crítico francés Jacques Cabau: «Hay libros que llegan demasiado pronto a un mundo todavía inmaduro». Se necesitaron 15 años para que esta obra fundamental en la literatura underground finalmente fuera comprendida y se impusiera gracias a una película excelente.
El éxito del filme muy bien podría ser adjudicado a los personajes. Las interpretaciones soberbias —de Jack Nicholson, como el inolvidable McMurphy, y Louise Fletcher, en el papel de la sádica directora del manicomio, la señorita Ratched— son punto inmediato de referencia en el momento de hablar del libro. Hoy en día es más común hacerse con una copia de la novela con la portada de la película que con la misma tapa original. Además, Kesey en innumerables ocasiones reconoció lo esencial que fue la cinta para disparar el interés sobre su escrito. No hay que olvidar que la película es una de la tres únicas cintas en ganar los cinco premios principales de la Academia: Película, Director, Actor, Actriz y Guión.
La naranja mecánica
Tan cruda y dura como la experiencia que sirvió de inspiración para hacerla. Hay quien dice que Anthony Burgess, para uno de los momentos más impactantes de un texto ya de por sí complejo, emuló lo que había sido el presenciar en persona la violación de su esposa. Las andanzas de Alex y sus drugos dejaron de ser lo mismo cuando un tal Stanley Kubrick decidió adaptar a la gran pantalla una novela que tenía fama de pesada y de difícil lectura —en buena parte porque manejaba en sus líneas esa jerga distópica que más tarde se haría famosa—.
Si bien la adaptación provocó que el mundo se interesara por leer a Burgess, éste odió tanto la película como la fama que le ocasionó. La cuestión es que el célebre director leyó la edición americana de la novela, esa a la que por un error le faltaba el último y optimista capítulo en el que el sociópata favorito de todos reformaba su conducta.
Blade Runner
En 1982 Ridley Scott cambió lo que creíamos que era el cine de ciencia ficción. El caso de esta película es un tanto extraño e interesante. La acogida inicial de ‘Blade Runner’ no fue tan esperanzadora, la taquilla norteamericana la castigó y la crítica se mostraba confundida y decepcionada ante ese argumento futuro en el que, mediante la ingeniería genética, se fabrican humanos artificiales. El tiempo, como con otras muchas películas, le daría su lugar correspondiente, mucho tiene que ver el carácter enriquecedor y surrealista de la trama, el mismo que provoca en el espectador la sensación de ver algo diferente cada vez que se observaba.
La cinta, considerada una de las primeras en explotar el formato DVD, adquirió junto a su realizador la categoría de culto, incluso el universo creado en pantalla por Scott sirve de inspiración a otros cineastas que quisieron adentrarse en el género. Lo que muy pocos saben es que la historia es una adaptación libre de la novela de Philip K. Dick ‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’, del año 1968. La reacción positiva sobre la historia puso al escritor en el punto de mira de Hollywood y, desde entonces, muchas de sus obras han sido adaptadas.
El club de la lucha
Cuando se publicó ‘El club de la lucha’, en 1996, Chuck Palahniuk no estaba ni cerca de ser el popular escritor que es hoy en día. El autor, incluso, tenía una fama dentro del círculo de editores de ser demasiado «perturbador» en sus textos. Tanto es así que su primer intento de exhibir un escrito fue rechazado de manera contundente. La polémica obra fue un éxito inicial entre la crítica, pero tuvo un período de ventas bastante corto.
No obstante, el argumento se hizo pronto de gran interés para la industria cinematográfica, con el fin de adaptarlo. Hasta cuatro directores pujaron por realizar la cinta que terminó en manos de David Fincher. La película falló estrepitosamente en taquilla, pero consiguió atrapar a muchos seguidores con el tiempo. Hoy está dentro del catálogo de películas imprescindibles y Palahniuk consiguió consolidar su carrera como novelista.
Psicosis
La obra más comercial de Hitchcock es, sin lugar a dudas, también la madre del subgénero slasher. Ua cinta que hoy es referente en términos de dirección y cuyas secuencias permanecen grabadas en nuestras retinas y, por ende, en la posteridad.
Hitchcock quedó encantado con la novela de un para entonces desconocido escritor llamado Robert Bloch y adquirió los derechos de la misma por 9.000 dólares. La novela, a su vez, se inspiraba levemente en los crímenes del asesino en serie de Wisconsin, Ed Gein.
La fidelidad al impreso es notable, incluso respetando el enfoque que se da a ciertos personajes, que son mostrados al principio de forma simpática para en el siguiente acto ser víctimas.
‘Psicosis’ funcionó no sólo entre la audiencia. El director británico salió bien parado ante una producción que muchos presagiaban iba a ser una mancha en su carrera. Por su parte, Bloch fue testigo de cómo su historia adquiría una popularidad tan enorme que provocó la salida al mercado de más copias del libro.
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