Siempre nos preguntaremos si aprendimos a amarla, a través de Almodóvar. O viceversa. Lo que parece estar claro es que Chus Lampreave era especial. Única. Nosotros, ahora, unos humildes perdularios que la hemos perdido. Y pensamos que el cielo debe llevar desde ayer descojonándose. Por cosas como éstas, pero en directo.
¡Cállate, cara de ladilla!
Paso total de vosotras. ¡Me aburrís!
A mí me gustan las magdalenas, el cementerio, las bolsas de plástico, el dinero…
Yo soy testiga de Jehová y mi religión me prohibe mentir
Es muy triste cómo están los masa media en este país
No sé qué le he hecho a los skinhead
El indiscreto beso en la garganta
¿Romántico o realista?
Si no me pongo un supositorio de glicerina, no cago
Un poco de todo