Es muy probable que el estreno de ‘Deadpool‘ haya encantado y maravillado a una legión de espectadores que hasta hace poco menos de un mes desconocían la existencia de este «héroe». Porque Deadpool nunca fue el máximo exponente de una Marvel en constante evolución, y eso lo sabemos todos. Sin ir más lejos yo mismo, ayer, en la cola del cine, escuché una de las mejores frases que he oído nunca sobre este vasto universo superheróico: «No tengo ni idea, creo que es Spiderman con otro traje y pistolas». Esto es un minipunto para Marvel.
Es un minipunto porque Deadpool ya es un héroe situado en el mapa. Ya lo era para los que llevan años disfrutando de sus cómics, que seguramente sean los que más agradecerán los contados guiños que la película hace al resto del universo Marvel (e incluso alguna que otra diminuta referencia a DC), pero debemos reconocer que el gran público, ese que sabe al menos que a Spiderman le picó una araña radiactiva, no tenía ni pajolera idea de quién era Wade Wilson. Y ahora, bueno, algo más se sabe. ¿Son estos guiños suficientes para contentar a los más conservadores fans? Quizá. ¿Es este humor suficiente para contentar a quienes pensaban que Deadpool era un Spiderman con otro traje? Sin duda alguna.
En los últimos años nos resulta imposible resistirnos a comparar «la última de Marvel» con «la última de DC», pero es que es inevitable. Mientras que Batman y compañía se han decantado por una temática y ambientación oscura y adulta, Marvel, bajo la sombra de su dueña Disney, goza de unos tintes coloridos y festivos muy propios del cine de superhéroes más clásico y lineal. Ningún tipo de duda sobre el triunfo del héroe y un maniqueísmo a veces demasiado plomizo. ‘Deadpool’ revienta, muy a medias, estos repetitivos cánones basándose en una fidelidad limitada, pero más que suficiente a sus propios cómics. Reconozco que mis expectativas ante esta película eran tan elevadas como consciente era al mismo tiempo de que el humor original y la personalidad del Wade Wilson de los cómics podía traducirse en un sonado fracaso de no resultar bien adaptado. Y el producto final ha sido más satisfactorio que decepcionante. ‘Deadpool’ es ya un éxito de taquilla, y lo es porque se aleja del canon superheróico tan manido y plomo del que se alejó en su día DC, pero de una forma radicalmente opuesta. Puede que El Caballero Oscuro sea un atormentado justiciero de alma oscura, pero Deadpool es un atormentado cachondo, y eso el público también lo agradece.
Sin embargo no puedo afirmar que ‘Deadpool’ sea una maravilla ni de lejos. Quizá culpa mía por esperar demasiado de la adaptación cinematográfica de un héroe que, bien traído, podría ser una absoluta genialidad, pero la sensación que deja en uno este filme cuando arrancan los títulos de crédito es la de que algo no ha salido como se esperaba. Aquellos cánones de los que hablábamos, tan vilipendiados durante toda la trama principal, resurgen y se estancan conforme llega el acto final. Ha sido como remar demasiado para ahogarse en la orilla. Muy bien, pero a la vez no me convences. No sé. Quizá tenía muy altas expectativas, quizá no haya sabido valorar el producto que tan bien nos han vendido. Todo puede ser. Me piden una frase para resumir la experiencia, y lo tengo bastante claro: sí, pero no. Vayan a verla, sí. Lo que pasa es que, si ya conocían al mercenario bocazas, les gustará muy a medias. Si por el contrario creían que era un primo bizarro de Spiderman, les encantará. Positive mind.
[kads id=»11703″]
La película me encantó. Creo que triunfa en aquello para lo que se pretendía crear: dar un toque de humor cínico y barriobajero de la vida humana y de los superhéroes.