Desde que escuché «creo que esta puede ser mi gran obra maestra» en boca de Aldo Raine (o sea, Brad Pitt) en la mejor película firmada hasta el momento por Quentin Tarantino, no puedo dejar de buscar señales de sus creadores en los guiones de los filmes que veo. Ayer me pasó de nuevo.
En un cine casi vacío, una chica lloraba una y otra vez viendo ‘Creed. La leyenda de Rocky’. Sí, la chica era yo y no soy nada objetiva, pero esta película es cine. Con mayúsculas. Y en negrita. Y Rocky Balboa es uno de los grandes personajes que nos ha dejado el Séptimo Arte. Y ni siquiera le hacen falta ni las negritas ni las mayúsculas. Se basta solo.
El caso (perdonadme, que me lío) es que, en un momento dado, Adonis Creed dice que tiene que ganar para demostrar que no ha sido un error. Y es entonces cuando me di cuenta de todo: Esta película se tenía que rodar para demostrar que la saga de Rocky, de nuestro Rocky, no ha sido un error.
No lo pienso yo, lo piensan muchos cuando te miran con condescencia y te dicen «¿pero de verdad te gusta Rocky?» o, mucho peor, «esas películas de boxeo de Sylvester Stallone». Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen… Suspiro profundo (aunque lo que merecen es un gancho directo), sonrisa en la cara y contraataque, a las costillas: «Bueno, no sé si sabes que ‘Rocky’ ganó el Oscar a la mejor película» (vivimos en un país con titulitis y premioitis, ‘Rocky’ seguiría siendo enorme con premios o sin ellos, como tantas y tantas películas, pero es una manera de cerrar bocas que hablan demasiado). Y no, la gente no lo sabe. Y se sorprende.
Vale, sí, es cierto que estamos ante una saga irregular, pero con algo enorme en común: el señor Rocky Balboa. Y él, queridos, es capaz de dignificar cualquier cosa. Y por eso Sylvester Stallone merece que le entreguen el Oscar el próximo 28 de febrero. Por eso y porque en ‘Creed’ está, sencillamente, espectacular. Y brilla en una película que nos roba las emociones sin que podamos hacer nada por impedirlo. Una película con la que lloramos, sonreímos, apretamos los puños y la mandíbula y, finalmente, nos rendimos a la evidencia.
El otro día, el compañero Manuel Garrote decía que ‘Creed’ es lo mejor que le ha pasado a la saga de Rocky desde que Apollo cayó KO sobre el ring y no seré yo quien le lleve la contraria. El filme es inmenso. Está unida espiritualmente con ‘Rocky’, con la que lo inició todo, pero sin caer en lo fácil, sino que busca todo lo que puede dar de sí el cine y se lo muestra a un espectador entregado y sorprendido.
Dice Rocky Balboa que desde lo más alto de las escaleras del Museo de Arte de Philadelphia se puede ver toda tu vida. Yo sólo espero, con todo mi corazón, porque estas películas me remueven lo que soy y lo que siento, que desde ellas podamos seguir viendo toda la suya.
Porque la saga de Rocky nunca fue un error.