El ligón de una noche no se quiere ir a dormir
pues visionar esta peli le ha robado su pasión.
El polvete de una noche puede ser por confusión,
y una chica enamorada no se puede permitir.
La venganza a los varones de lengua viperina
nunca llega por la noche, sí en jornada vespertina.
En imaginación no hay derroche, pues cualquiera lo ha vivido.
Toda madrugada madrileña alguien juega este partido.
Ambos pardos personajes callejean por Madrid.
Quién fuera Linklater para narrar este ardid.
Con una conversación tan insulsa como esta
mi colibrí no tendría intereses en salir de fiesta.
Después llegan las disputas,
y la azotea, que las hace putas.
“Ya ves” lo que pasa ahora.
Una costumbre muy de señora.
Todo ello es aburrido aunque en imagen esteta.
Existen actuaciones que funden más su careta.
Vergüenza ajena sobre recuerdos insulsos.
Sólo la fotografía salva los pulsos.