Si alguna vez pensaste que Jackson era bueno en dirección
abandona este portento y ahórrate su visión.
Consiguió que los medianos fueran personal filón.
Fue ese el justo momento en que olvidó realización.
Buscó otros proyectos con los que llamar atención.
Todo ello en detrimento de su persona y tripón.
El delgado comerciante logró del mono aprensión,
aunque fenecido el simio nadie llorase en el sillón.
Y es que relentis efectistas han perdido la emoción.
Tantos efectos especiales pierden la narración.
Personajes anormales tienen rol por afición.
No se saben sus morales ni qué piensa su razón.
Estos tipos tan frugales salen en plano de excursión.
Podría valer cualquiera para la frase o misión.
Apenas son salvamento de oportunista guión.
La venta de merchandising es única conclusión.
Decir que esto es hacer arte es atentado a razón.
El truco ya ha sido visto y cansa su duración.
De dinero bien provisto hizo en taquilla butrón.
Pero el final fue fiasco, es producto de bribón.
Son absurdas sus escenas, sobretodo las de acción.
Hay un exceso de bichos que generan exhalación.
El amor zoofílico precisa nivelación,
nadie concibe en su mente posible copulación.
En definitiva, es mala sólo por definición.
No merece mayor gracia ni futura filmación.
Entre todos los medianos, rodó a este gigantón.
No es de calidad en cine ni genera transgresión.
Es más bien espectáculo con alcohol de garrafón.
No es más que de Peter Jackson, otro gigante mojón.
