Si decir “Margaret Castor” te parece gracioso,
y el exceso de casquería lo encuentras hermoso,
puede que en esta película encuentres gozo,
es de humor zafio y viscoso.
Si esperabas sexo adolescente
y efectos especiales de lo más potente,
¡para la cinta! ¡Detente!
Solo hay dos tetas turgentes.
Unos peluches en forma de rata
atacan a una tropa muy mentecata.
No es necesaria historia en fogata,
el miedo viene por la perorata.
Los sádicos peluches caminan, escavan y nadan.
Devoran paredes de madera, todo degradan,
golpean con la cola cuando se enfadan
y sus ojos brillantes bien desagradan.
Aparecen del suelo como juguete de feria,
controlan, con muros, la periferia
y, si te muerden, es cosa seria,
pueden contagiarte alguna bacteria.
Si te aburren las peleas con cojines peludos,
espera a que lleguen los zombis dentudos.
Cambiar el género a muertos carnudos,
es más entretenido que huir de felpudos.
La canción de créditos finales
resume la película con sabrosas sales.
Si has llegado a pasar estos umbrales,
disfruta los últimos chistes triunfales.
En humor sexual, no es tronchante,
ni qué decir sobre el de laxante.
Recuerda que, si vas al volante,
no usar teléfono, es importante.