El que roba a un ladrón
tiene cien años de perdón.
El que roba a un casino
sabe bien forzar su sino.
La estadística es la trampa
cuando es el numero el que habla.
Y hablar de familias numerosas
es aburrido si no son jugosas.
Entre tanto robo
hay mucho bobo.
Acaban siendo aburridas
las tramas entre partidas.
Demasiada historia personal
y falta de hurtos que disfrutar.
La promesa biográfica
cansa de tanta plática.
Demasiado intérprete bueno
para un guión con mucho freno.