Hay apuestas ganadoras
y apuestas perdedoras.
Hay vidas que en unas horas
arruinan a otras personas.
Hay historias turbadoras,
las hay que son salvadoras.
También historias reales
de cómo vinieron males.
La que ocupa hoy en concreto
trata el enorme reto
de comprender el pasado
para que cualquier osado
no nos trate como objeto.
Pues la crisis que nos vino
no fue culpa del destino
sino de absurdos ritos
que desbancaron a gritos
el progreso por un timo.
El dinero, sólo es aire,
se convirtió en un tesoro
que sería amargo lloró
al volarlo un desaire.
Nada sustentaba el mundo
más que unos soplagaitas
que creyeron, sin varitas,
poder ser mago fecundo.
Y esa sociedad hueca
sin moral, sin moraleja,
recibió la gran colleja
sin pincharse con la rueca.
Así, esta enorme obra,
sirve de magistral clase
para que ya no nos pase,
que la que se hace, se cobra.
Personajes completos,
nada de siesos sin retos.
Detalles en cada esquina
pues en nada es anodina.
En sonido todo un viaje,
se diría imposible que cuaje.
La dirección muy bien llevada
y, en comprensión, queda explicada.
Una pieza de instituto
para moldear alumno puto.