‘Breve manual del perfecto aventurero’, que ha llegado a las estanterías con Jus Ediciones, es un libro brillante y divertidísimo, que desvela el verdadero significado de un concepto que muchos entienden, pero pocos saben definir: la aventura. Partiendo del principio de que esta no existe más que «en el espíritu de quien la persigue», Mac Orlan intentó prevenir al nostálgico de horizontes lejanos de los inevitables peligros y decepciones que acechan este gran mito.
«Mac Orlan tiene una cosa de gran pirata, aunque mejor dicho es el escritor que ha dejado de ser pirata, pero aún toca el acordeón de la tarde como el ángelus supremo de la piratería» (Ramón Gómez de la Serna).
Definiendo al perfecto aventurero como resultado de una simbiosis entre el «aventurero pasivo» y su cómplice, el «aventurero activo», que se lanza a deambular por el mundo a su cuenta y riesgo, se dirige al primero para que, desde el confort de su sedentarismo, se embarque en pequeños viajes cuidadosamente seleccionados, ciudades y cabarets míticos, lecturas esenciales y extrañas, todo aquello que permite evocar el decorado de novela de aventuras y tomar la pluma como quien toma un navío.