Al igual que me sucedió con ‘Once’, John Carney ha conseguido que salga del cine con una sonrisa en la cara y que pasara buen rato de la película moviendo al pie al ritmo de las canciones de ‘Begin Again’.
Al igual que la maravillosa película musical de 2006, ahora llevada al teatro, ‘Begin Again’ tiene la música como motor de la película, no es un musical al uso donde los personajes de repente se arrancan a cantar y a bailar con coreografías imposibles en el mundo real, en esta comedia (romántica) las canciones son fundamentales, y Nueva York, el escenario, es imprescindible.
El guión, es bueno, es muy bueno, con un planteamiento de los personajes y su psicología brillante, jugando con saltos en el tiempo de una manera magistral, sin necesidad alguna de usar una cartela para indicar el año, la ciudad o el momento en el que se encuentran los personajes. El nudo e idea principal de la película son brillantes, originales y actuales, con una de las secuencias que más me ha gustado de los últimos años. Y por último, el desenlace es como tiene que ser y ya está, no voy a decir más para evitar algún spoiler, pero a mí, personalmente, me sorprendió.
La pareja protagonista (Keira Knightley y Mark Ruffalo), está espectacular, hay química entre ellos, a lo mejor me equivoco, pero da la sensación de que hubo muy buen feeling durante el rodaje. La británica rebosa naturalidad y sencillez a “cara lavada”, sin explotar su físico, pero sí su risa y su sonrisa, aparte canta y toca la guitarra. ¡Qué más pedir! Por otro lado, Ruffalo en su línea, es de esos actores que escogen muy acertadamente los papeles que van a interpretar, incluso cuando hacen un blockbuster. La presencia de Adam Levine, correcta, sin más, no es actor y se nota, eso sí, al menos nos regala su falsete en varios momentos de la cinta.
Esta es una visión muy personal sobre una película que me sorprendió, puede que quien después de leer este pequeño artículo de opinión se anime a ir o quien no, pero a este humilde opinador le sorprendió, y muy gratamente.