Es complicado. La empresa ya era de por sí arriesgada, pero todas las grandes obras lo son. Algunas fracasan, otras no. Y es bien cierto que llover nunca llueve a gusto de todos, ni aquí, ni en Gotham, ni en Metrópolis, ni en Cuenca. Y quizá esta sea la piedra angular de ‘Batman v Superman’ como puede serlo de la propia vida: que nunca estamos del todo satisfechos. Que el conflicto surge, nace, brota sin más, con una chispa, un soplo, la explosión de tu planeta natal o el asesinato de tus padres a las puertas del cine. El conflicto nace y no llueve a gusto de todos, y es así. Y la línea que separa al héroe del villano, al castigador del redentor, lo bueno de lo malo, algunas veces es demasiado delgada.
Lloré dos veces. Lo asumo, lo reconozco, sin vergüenza ninguna, dos veces. La espera fue larga y casi agónica, y puede decir misa la crítica especializada, la que tanto aplaude a Marvel por incluir «humor» en sus epopeyas superheróicas, y puede decir misa Rotten Tomatoes, que sigue bajando la calificación de ‘Batman V Superman’ como si de una orquestada campaña de marketing psicológico se tratase. ¿Qué esperaban? ¿’El Padrino IV’? Sí, ‘Batman v Superman’ está recargada, sobrecargada, al límite de lo visualmente soportable y en ese delgadísimo filo entre lo maravilloso y lo insuficiente, y sobre ese fino hilo camina durante sus 151 minutos sin dejarnos respirar ni plantearnos qué se ha hecho bien y qué se ha hecho mal. ¿Esperaban acaso otra cosa? Que digan misa. No recuerdo haber disfrutado tanto en una sala de cine en mis 23 años de vida.
Hay que partir de una base muy clara para valorar el resultado de ‘BvS’: está basada en una amalgama de cómics. No sólo hay guiños a diversas obras, sino que, directamente, hay imágenes calcadas, literalmente sacadas directamente del cómic, y oigan, a mí eso me emociona. Las referencias a la obra de Frank Miller ‘The Dark Knight Returns’ son incontables, claras, exactas y deliciosas. Pero no sólo de Miller han mamado Snyder y compañía. La cantidad de guiños y material que se ha tomado prestado para el desarrollo del filme abarca un mayor número de historias de DC Comics, desde la ya citada obra de Miller hasta la distópica ‘Hijo Rojo’, pasando por obras que no citaremos para no revelar ningún detalle del argumento. En este aspecto, la película no sólo cumple con creces, sino que arrasa con todo. Referencias bien traídas, calcadas y clavadas. Un regalo a los fans.
Y aunque quizá sea pronto para afirmar esto yo lo voy a soltar sin pudor alguno, y que la historia me de o me quite la razón: Ben Affleck es el mejor y más creíble Bruce Wayne de la historia del cine. No hablo de Batman, hablo de Bruce. Y que me perdone Christian Bale, pero nunca terminé de comprarle. El Wayne de Affleck es, si cabe, más oscuro que el de Bale, más visiblemente atormentado, más perro viejo, más ABSOLUTAMENTE TODO, y el bueno de Ben ha encajado a una sorprendente perfección en un personaje que muchos creíamos que le quedaría grande. Yo me arriesgo y lo digo: este Bruce Wayne es muy difícilmente superable, y casi tres cuartos de lo mismo ocurre con su alter ego enmascarado. Este Batman es una salvajada en muchos aspectos. Más brutal que el de Nolan, más curtido, más letal, más decidido, más diabólico, más capaz. El Batman más semidiós que ha conocido el cine, el más salvaje. Algunos dicen que el más plano y bidimensional. Bueno, eso será para otros. Yo lo siento muchísimo, señor Bale, pero el trono ya le queda enorme.
Por otra parte Superman. Cuestionado aquí, adorado y odiado por igual, se nos muestra la imagen más mesiánica del héroe más mesiánico de todos los tiempos. Si ya en ‘Man of Steel’ las referencias al carácter casi bíblico del personaje eran muy poco disimuladas, aquí no se ha escatimado lo más mínimo en sutilezas. Pero lo verdaderamente admirable del carácter que se ha impreso en este Superman es que, mientras conserva ese regusto mesiánico inherente a su ser, no pierde ni un ápice de la moralidad humana en la que sus padres le educaron. Duda, flaquea, se culpa, y vuelve a sacrificarse y luchar pese a todo. «Sé su ángel, sé su monumento, sé su símbolo, o no seas nada. No le debes nada a este mundo». Hay más carga emocional en la escena en la que Martha Kent dice esa frase a su hijo que en toda la filmografía de Marvel junta. Pero es que ellos ponen humor en sus pelis. Molan más, ¿sabes?
Está al límite, sí, muy al límite, pero no lo rebasa. Está sobrecargada, dicen, pues puede ser. Ha aprendido de los enormes errores que empañaron ligeramente ‘Man of Steel’, sí, y del resultado puede decir misa la crítica, esa que dijo que menudo caos montaba Superman en Metrópolis pero no pasaba absolutamente nada con el final de ‘Los Vengadores’, porque es que tenía humor la película. Venga ya. Que no. Que lo digo sin vergüenza, lloré dos veces. Que Wonder Woman llega, ve y vence, y se roba el show como si nada. Que las referencias, las imágenes calcadas de los cómics que han logrado han sido un regalo maravilloso para todos los que llevábamos tiempo esperando esto. ¿Qué esperaban, en serio? ¿’El Padrino IV’?«No, mira, es que está muy recargada, es que demasiado efecto visual, demasiada ensalada de hostias». ¿Qué creías? ¿Que refutaban a Kant? ¿Que jugaban un partido de tenis? Mira, no. Dice ‘Batman v Superman’. Si no querías tantas hostias, vete a ver ‘Los Vengadores’, que Marvel le pone humor a sus películas. Yo no recuerdo haber disfrutado tanto en una sala de cine en mis 23 años de vida, así que púdrete, Rotten Tomatoes.