Pedro Almodóvar se sentó en su sillón,
escribió una película del tirón,
la rodó sin prestar mucha atención
y le salió este truño del copón.
Incongruente y atonal producto
con humor de los de eructo.
Gases, drogas y maricas
volando sobre Toledo.
Si la razón aplicas
te seguirá importando un bledo.
El mejor director de actores
de la plantilla peninsular
sacará aquí los colores
al que ha venido a actuar.
Indecentes interpretaciones
de féminas y varones.
El mismísimo Carlos Areces
no logra la sonrisa de contrato.
Los diálogos son malos con creces
y no ayudan al relato.
Para el director manchego
no hay varón que polla no coma,
pero eso no es lo peor del juego,
pues no tiene gracia la broma.
La risa interior del director
no contagia al que visiona.
Hay que sentir mucho fervor
para el chiste que pregona.