Luces a medias, sonido íntimo, segundo plato.
—¿Viste al fantasma?
—Me cago en incremento.
—Ya eras procaz. Sólo te faltaba ser soez.
—Por la concreción de tu pregunta, pensaba que querías una respuesta sincera. Y eso es lo que creo: nada de lo que vemos es real.
—No quieres responder…
—No, al contrario. Es como esas personas que quieren ver la democracia en España, y lo consiguen. Del mismo modo, hay otras que no quieren verla, y también lo consiguen. A las primeras habría que decirles que esa democracia está sostenida por vidas en trabajos que no permiten la dignidad ni dan dinero para comprarla, los sueños de bonanza se basaron en el destajo sin ningún propósito y la explotación de migrantes y gente sin recursos por parte de la democracia es una costumbre, en vez de una lacra.
<< Por las segundas, digamos que la democracia en Siria es contemplada como una opción por muchas mentes españolas, pero les falta el fanatismo, la dictadura militar y la pequeña piscina en la que se baña el tiburón con los pececillos. La democracia turca es bien conocida bajo la bota de Erdogan, aunque las prisiones de aquel país se imitan con buenos ojos en los Centros de Internamiento de Emigrantes en España. Y mientras la Operación Araña intentaba sembrar el miedo a la libre expresión, en Etiopía continúan presas 5 personas del Zone9 por escribir en un blog de internet, incluyendo ausencia de cargos y juicio dilatado. >>
—¿Y eso no es real?
—Decía Etiopía como un país que, al igual que España, se comprometió a defender los derechos individuales de las personas, otra cosa que solo existe si la gente quiere verla.
—¿La democracia es mayor en España que en Etiopía?
—La democracia es un fantasma.
—Me gusta cuando callas al comer, porque estás como ausente.
