Cálida luz artificial, melodía con un portazo, olor a hinojo.
—(Andando hacia la mesa) Es que ya no las soporto. Se comportan de manera celosa, exigen atenciones en pago por su trabajo y lo que más se lleva últimamente es la mirada de buitre, esa que utilizas cuando sopesas si los huesos abultan mucho en un cuerpo.
—(Llevando la cena) Parece que necesitáis una buena dosis de electroshock, allá de donde vengas.
—Puede ser, pero si no se aplica directamente en las gónadas, no creo que llegue al centro cognitivo.
—Es normal en casos de disfunción genérica. Lo usual, al aplicar la terapia en familia, es dar las descargas con el suficiente amor como para que no se queme nada importante.
—(Sentándose) Vuelve atrás un momento. ¿Has dicho disfunción genérica?
—Mira, lo mejor en estas situaciones es acusar a todo el mundo de ser del género contrario al que pretenden.
—Espera, ser mujer no tiene nada que ver con los celos, la traición y la envidia. ¿No te digo que son los más machotes de la manada los que se comportan así?
—(Repartiendo servilletas) Ciertamente, la ley de la selva es poderosa en nuestra especie. Por ello, tienen que recordar lo que significa ser de un género y las virtudes asociadas a él.
—Volvemos al rol patriarcal que protege al matriarcal, para que le alimente y le limpie la caverna de los huesos roídos que deja a su paso.
—Primero hay que vivir la mentira para poder descubrir en qué consiste. Al contraponer los prejuicios con la realidad colectiva, la fachada construida para aislarnos se enfrenta con el resultado de nuestras acciones, con la siempre sobrevalorada experiencia.
>>Pero no te inquietes de que eso sea el final: cuando caiga esa máscara, nos pondremos otra. La tragedia lleva sus rostros unidos con un fino cordel, un delgado sendero por el que nos deslizamos en un eterno retorno, incapaces de salir de su rumbo. Como dijo Bahianinha, una cadena de flores, a veces, es más difícil de romper que una cadena de acero. >>
—(Con el cubierto en la mano) Entonces, eso que sueles repetir de que las personas somos todas iguales… ¿es verdad o es otra máscara que tenemos que quitarnos?
—Ser humana consiste ser una mentira. Nos inventamos cualquier cosa con tal de ocultar el único hecho real, la única verdad.
—Sigue, por favor, no te detengas antes de iluminar al mundo.
—Lo único que no es mentira es que estamos aquí. Y la comida se enfría.
—Algunas veces te amo tanto, que te despedazaría y te echaría de comer a los puercos. Para que compartieran este sentimiento, digo.