«La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes» (Charles Bukowski)
Hoy es día de erecciones generales. Erecciones espontáneas que nos manchan a todos por igual. Espontáneas porque no sabes en qué momento se te va a levantar la rabia. Erecciones de las que se tienen más allá del bien y del mal, porque todo puede ir a peor. Nada que ganar y mucho que perder. Siempre pierden los mismos. Quienes han perdido la líbido, hoy se quedan en la cama sin arropar, esperando que el frío les anestesie el dolor y la rabia.
La mano que mece la cuna hoy se toca más que nunca al ver vuestro entusiasmo y nuestra debilidad. Es el clímax. Nos hacen creer que es un día importante, pero donde realmente tienen una orgía desenfrenada es en la bolsa de Frankfurt, donde vuestras miserias cotizan al alza. Así ha sido siempre. En la bolsa de la vida no se reparten dividendos entre vencedores y vencidos. El consolador vibra sobre nuestras cabezas. Es el consolador de la evasión. Nos cuentan películas X sin clasificación por edades. Películas de brotes verdes no recomendadas para incrédulos. Aptas para todos los impúdicos.
Las hordas enfervorecidas saldrán a la calle a aplaudir a sus nuevos amos. Eyaculación precoz. Han vuelto a elegir la soga al cuello sobre la ruptura con el sistema de camas calientes. En el club de alterne de la democracia, nunca falta quien te ponga la cama y el champán para evadirte del patíbulo cotidiano. Sin condón, la casa de citas cuatrianual es una muesca más en el ciprés de nuestra libertad. Otro embarazo no deseado.
Mañana seguiremos con los mismos tragos amargos, pero con una resaca jodida. Volverá a ser lunes. Nos habrán vuelto a follar los mismos. A pelo.
