Se dice que cuando una persona tiene un motivo para vivir, vive más tiempo.
Y, ahora, vamos a pararnos un instante a mirar este vídeo:
Hermoso, ¿verdad? Tanto que, por momentos, encoge el corazón y añusga la garganta.
Decía el filósofo Frederich Nietzsche que «la madurez del hombre es haber recobrado la serenidad con la que jugábamos cuando eramos niños». Y eso parecen saberlo bien en esta residencia de Seattle, donde, como hemos visto, pequeños y mayores comparten juegos, risas y aprendizaje. Como en esa maravillosa película de Pixar, ‘Up’, en la que dos personas de dos generaciones alejadas en edad, se acercan porque son similares en valores como la paciencia, el amor y la solidaridad.