Mis recreativas clásicas favoritas: Juegos de plataformas en horizontal (II)

Tampoco los primeros, pero especialmente estos tres juegos no han sido seleccionados por la especial calidad de los mismos ni porque se encontraran siquiera en el top 10 (¿acaso Tumblepop?) de casi ningún gamer que se preciara. O sí, quién sabe. Especialmente estos han sido seleccionados por una suerte que no esperaba encontrarme; y es que, ayer, mientras echaba un vistazo a la página web de la revista Hobby Consolas ¡qué tiempos! me topé con unos más que geniales -y nostálgicos… y nostálgicos- reportajes sobre (adivinen): ¡NUESTRAS RECREATIVAS FAVORITAS! Y en dichos reportajes no todos, pero sí que se encontraban muchos, muchísimos de aquellos juegos que nos hicieron a muchos, sí, pero particularmente me hicieron disfrutar allá a finales de los años 80 y hasta casi mediados de los 90, cuando mi querida Sega Megadrive daba ya sus últimos coletazos y cuando di comienzo el abandono progresivo de los salones de máquinas recreativas. También es verdad que hasta finales del año 2000-principios de 2001 continué jugando, algo más moderadamente ya, con mi Sony Playstation (cosa ojo, pese a estos ramalazos de nostalgia, que parecen denotar lo contrario, de la que en absoluto me arrepiento). Diablo 2, ya para PC, y nunca mejor dicho, cerró mi círculo vicioso…

Y exactamente con las anteriores palabras me expresaba el pasado 30 de marzo cuando publiqué en mi página Juegos clásicos de recreativas (II): “Legend of Hero Tonma”, “Midnight Resistance” y “Tumblepop”. Lo dicho: los anteriores no es que tuvieran algo especial -o sí, qué demonios- en relación a cualesquiera otros, pero su… iba a decir su magnetismo, luego su nosequé. No sabría explicarlo, esa es la verdad. Solo sé que de esos tres juegos en concreto siempre he mantenido imágenes muy muy nítidas. Sin saber, por supuesto, año, mes ni día, me sé -me recuerdo- jugando en diferentes rinconcitos de El Bodegón a los juegos del angelito de los láseres, el del soldadito de las mil y una armas y el de los chicos de las aspiradoras. Las bandas sonoras de los tres, aún hoy, siguen retumbando en mi memoria auditiva.

Pero arrinconemos a la nostalgia unos segundos; o mejor: llevémosla por otros derroteros. ¿Leíste Mis recreativas clásicas favoritas: Juegos de plataformas en horizontal (I)? ¿No? ¿Y a qué esperas? ¡Venga, que vamos a los puestos quinto a primero!

5. Altered Beast (Sega, 1988)

Mis primeros pinitos y los de cualquier afiliado a las recreativas de finales de los ochenta y primeros de los noventa que se preciara con la mitología griega, y es que nuestro cometido no era otro que ¡salvar a Atenea, hija del mismísimo Zeus!, aunque, por supuesto, por entonces no tenía ni pajolera idea de lo que veía en pantalla. En fin, lo que me molaba, nada de pistolitas: puñetazos y patadones. De vez en cuando, además, unas esferas mágicas que nos ponían petadete cual Toki antes de su mutación en mono bueno buenazo. Más aún: poderes mágicos, cuasi ondas vitales súper molonas. (El juego, todo hay que decirlo, me acojonaba un pelín cuando el protase convertía en bestia parda).

4. Metal Slug (SNK, 1996)

El juego que mejor supo revitalizar las plataformas clásicas 2D (en horizontal) cuando Playstation, Sega Saturn y ya en el mismo 1996 arribaba al mercado de las videoconsolas Nintendo 64, esto es, cuando el 2D podría haberse creído abocado al ostracismo ante el empuje de las nuevas generaciones de videojuegos con el 3D por bandera. Cuántas veces pensaría “¡Pero si me han dado!”, y el personaje seguía en pie. Joystick al frente y disparar lanzando granadas sin parar, esa era la principal y acaso la única premisa para salir victorioso.

3. Three Wonders (Capcom, 1991)

He de reconocer una cosa: sobre la bocina he ascendido al juegazo de Capcom del puesto cinco al puesto tres, donde se encontraba el que ahora es el cuarto de la lista. El juego de las bestias alteradas lo he llevado, por ende, a la última posición, lo que no lo desmerece en absoluto. (¿Cómo no haber ascendido antes a estos cuasi elfos lanzanosequés, pero algo mágico a fin de cuentas?). Eran tres las versiones de juego, pero a mí me molaba particularmente la de plataformas: Midnight Wanderers: Quest for the Chariot.

2. Ghost’n Goblins (Capcom, 1985)

Cómo olvidar a ese pobre caballero de la delirante figura, ese Quijote fantasmagórico lanzaflechitas al que cada dos por tres dejaban en paños menores. Apenas a un suspiro ha estado de alzarse con el primer puesto, y aun cuando esto escribo no tengo del todo claro si este es verdaderamente mi clásico favorito de estas diez plataformas horizontales que os vengo presentando, no sin atisbos de lagrimitas en las mejillas mejillitas. Una delirante y ensoñadora maravilla, precursora de lo mucho y bueno que vendría en años venideros.

1. Sunset Riders (Konami, 1991)

El juego de los pistoleros, qué más decir. Como pasaba con cualesquiera otros de nombre anglosajón en el peor de los casos algunos títulos llegaban en japonés, poco o nada importaba que no supiéramos qué significaban esos títulos. Para nosotros estaba el juego de los pistoleros, o el del tío en calzoncillos que lanzaba flechitas, o el de los tres juegos, o el Metaraslú, o el de las bestias…

Steve, Billy, Bob y Cormano, cuatro vaqueros de armas tomar, cada uno con un tipo de disparo, cada uno con un tipo de indumentaria. (Yo siempre fui de Bob y Cormano, lo reconozco). Y lo mejor: la posibilidad de jugar no dos… ¡sino hasta cuatro jugadores al mismo tiempo!, aunque la maquinita para cuatro jugadores simultáneos, lamentablemente, nunca llegó a El Bodegón (si mal no recuerdo).

Lagrimita rodante, me despido por ahora, no sin antes prometer futuras entregas de mis -nuestras- recreativas clásicas favoritas. Chachi piruli, ¿no?

Y tú, ¿cuáles fueron tus recreativas favoritas?

 

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