“No tomes LSD a menos que estés muy bien preparado, a menos que estés específicamente preparado para perder tu cabeza. No lo tomes a menos que tengas a alguien muy experimentado contigo que te guie en el camino. Y no lo tomes a menos que estés listo para cambiar radicalmente tu perspectiva acerca de ti mismo y de tu vida, porque serás una persona diferente, y debes estar listo para enfrentar esa posibilidad”.
Timothy Leary, escritor, psicólogo e investigador de las drogas psicodélicas
Fue un símbolo para los hippies, para los que vivieron Woodstock o se sintieron identificados con ello, para la generación beat, la de los Kerouack, Ginsberg, Burroughs o Cassady que sirvieron a tanta gente de inspiración y que aún lo siguen siendo para los ya menos que quieren destapar la tapa de sus pensamientos y forma alocada de ver la vida. También los pioneros del Nuevo Periodismo, como Tom Wolfe y Hunter S. Thompson, se adentraron en el mundo psicodélico de esta droga. El LSD se zambulló en la cultura norteamericana que creía en una nueva forma de entender el mundo. Canciones de The Beatles, Rolling Stones, Pink Floyd, The Doors o Led Zeppelin quisieron evocar las sensaciones que se experimentaban durante un viaje con esta droga. Escritores como Philip K. Dick o Irvine Welsh escribieron sobre el LSD influidos por él. Y Stanley Kubrick rodó películas adentrado en el mundo psicodélico. “Al consumir LSD sentí como si el universo se hubiese concentrado en mi cabeza. Como si se hubiese abierto una puerta inexplorada dentro de mi mente”, confiesa una viajera.
“El consumo de LSD ha descendido drásticamente en comparación con la década de los sesenta y setenta, no solo en cantidad de usuarios sino en concentración de dosis activas”, explican los responsables de la web Lisérgicos, que pretende informar y aconsejar sobre el uso del LSD y sus efectos. Al consumir esta substancia nada está predeterminado. Como cuando sales con tus amigos a tomar unas copas de tranquis. La experiencia con el LSD es tan personal como la que tienes con tu cepillo de dientes. “El target del LSD varía mucho según el país. Sin embargo, sigue siendo muy pequeño. En EEUU, por ejemplo, el uso de alucinógenos alcanza a un 5,6% de la población, de ese 5,6% el LSD cubre un 1,4% y se asocia más a jóvenes dentro de la cultura rave y las fiestas electrónicas. Dista mucho de ser un fenómeno de global crecimiento exponencial como en los sesenta.”
“Las drogas psicodélicas no son ilegales debido a un gobierno amoroso que se preocupa porque saltes de tu ventana. Son ilegales porque disuelven las estructuras de opinión y derrumban los modelos de comportamiento y procesamiento de la información. Te abren la posibilidad de que todo lo que sabías estaba mal”.
Terence McKenna, escritor, orador, filósofo, etnobotánico, psiconauta e historiador de arte.
“El LSD se distingue dentro de un abanico de drogas por diferentes motivos: A) es una sustancia no adictiva; su uso no genera patrones compulsivos de consumo puesto que se desarrolla una rápida tolerancia hacia esta. B) la toxicidad de la sustancia en función a su dosis activa es inferior a la toxicidad de la cafeína que consumimos por las mañanas con una taza de café. Es decir, es casi imposible que alguien muera por sobredosis de LSD. Hasta ahora no existen casos documentados”, explica un responsable de Lisérgicos.
“Creo que con el evento del ácido descubrimos un nuevo modo de pensar, y tenía que ver con hacer calzar los nuevos pensamientos en la mente. ¿Por qué la gente piensa que es tan malo? ¿De qué se trata que asusta tanto a las personas? Incluso al hombre que lo inventó, ¿por qué? Porque ellos tienen miedo de que haya más realidad que la que han confrontado. Que existen puertas que temen cruzar, y no quieren que nosotros tampoco lo hagamos, porque si entramos posiblemente aprendamos algo que ellos no, y eso nos hace estar un poco fuera de su control”.
Ken Kesey, escritor, autor del libro ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’
Durante la década de los cincuenta y primera mitad de los sesenta el LSD se usó para contrarrestar enfermedades mentales como la esquizofrenia, la depresión, el autismo o el trastorno obsesivo compulsivo. Los fabricaba y comercializaba la empresa Sandoz. En 1974 el Instituto Nacional para la Salud Mental sentenció que el LSD no tenía valor terapéutico. Así se acabaron las investigaciones del LSD para fines médicos. Posteriormente solo se reanudó el estudio de forma intermitente y puntual.
David Nutt, polémico psiquiatra y neurólogo británico, lo considera como “el mayor caso de censura científica desde que la Iglesia prohibió los trabajos de Copérnico y Galileo”. En un artículo publicado en la revista Nature Reviews Neuriosience junto a dos compañeros, aseguró que la legislación sobre drogas había sido diseñada para seguir criterios políticos y no científicos. Explica que el LSD, que nació como droga medicinal, y las otras drogas psicodélicas tienen un enorme potencial para tratar problemas psiquiátricos y que por culpa de los gobiernos la investigación está parada.
“Mucha gente asocia el consumo de drogas con la necesidad de esas personas de escaparse de una realidad que les es insoportable, o cuanto menos incómoda. Yo antes de consumir LSD ya era feliz. Simplemente quería seguir descubriendo la vida”, afirma un viajero habitual.
La imagen que acompaña a este artículo es de Erik Fenderson ©
Sinceramente, mi opinión personal, es que el LSD tiene poder para cambiar el mundo. es una herramienta maravillosa, que tiene capacidad para enseñarnos. Pero esta prohibida en la lista 1, como si fuera cocaina o heroina. contando que en la lista 2 (menos peligroso) esta la anfetamina o la ketamina. En la lista 3 esta el diazepam por ejemplo. y la lista 4 las Benzodiacepinas, para partirse. Pero nadie hace nada. por que encima las personas siguen consumiendo, en muchas ocasiones con adulteradores y altos precios, sin contar con la mafia y el dinero negro que genera. resumidamente. nuestros papas «estado» nos protegen dicen. xD asi no vamos a ninguna parte.