Hace unas semanas se ha producido uno de esos avances que abren el camino hacia algo grandioso. Muchos de nuestros lectores, gente buena, generosa y de gran corazón, serán donantes de sangre. A vosotros, lo que os voy a contar ahora os hará especial ilusión.
Empecemos por el principio, que, como siempre digo, es el mejor sitio para empezar. No os cuento nada nuevo cuando os hablo del sistema AB0 de clasificación de grupos sanguíneos. Lo que quizá no muchos sabéis es que, siendo los grupos mayoritarios, existen al menos otros dos grupos sanguíneos denominados “raros”, que se presentan en una proporción muy reducida en la población y que suponen un problema adicional, como podréis imaginar, relacionado con las transfusiones, incompatibilidades sanguíneas durante el embarazo, etc.
Pero, aunque sin olvidarnos de los raros, centrémonos en los grupos comunes: A, B, AB y 0. ¿Qué significan estas letras? Se usan para denominar a un tipo especial de proteínas que se presentan en la superficie de nuestros glóbulos rojos. Los glóbulos rojos de individuos A, tienen proteínas de tipo A, los de indiviuos B presentan B, los AB tienen los dos tipos y los 0, obviamente, ninguno. Del mismo modo, un individuo puede tener Rh negativo o Rh positivo. Igual que las A y B, los factores Rh son proteínas que también aparecen (Rh positivo) o no (Rh negativo) en la superficie de los glóbulos rojos (pregunta de Trivial semanal: se denominan Rh porque fueron descubiertas en monos Rhesus).
Estas proteínas son las responsables de la famosa incompatibilidad sanguínea. ¿Por qué? Nuestro organismo, está diseñado para reconocer lo propio y defenderse de lo extraño. Supervivencia. Eso es lo que hace nuestro sistema immune. Si una persona es A+, por ejemplo, su sistema inmune reconoce las proteínas A y las Rh, y no ataca a esos glóbulos rojos. Si recibiese sangre que presentase proteínas B, su organismo genera anticuerpos anti-B y desencadena una respuesta inmune generalizada que podría, con total seguridad, tener consecuencias fatales. Esa es la base del rechazo inmunológico. También habréis oído hablar de lo que se denomina el donante universal: la sangre del tipo 0- no tiene ningún tipo de antígeno (que así se llaman las proteínas reconocidas por anticuerpos), ni A, ni B, ni Rh, con lo cual esa sangre no genera ningún rechazo en ningún tipo de receptor.
Ya que os he contado la teoría, podréis imaginar el impacto de lo que os voy a contar a continuación. Un grupo de investigadores canadienses acaba de publicar en un artículo en la revista Journal of the American Chemical Society, que ha descubierto una proteína procedente de una bacteria, capaz de degradar los extremos terminales de las proteínas sanguíneas del tipo A y B, que son los que reconocen los anticuerpos y provocan la reacción inmunológica de rechazo. No sólo eso, sino que mediante lo que se denomina evolución enzimática directa, han conseguido modificar la proteína de manera que la eficiencia con la que elimina estos residuos terminales es prácticamente del 100%.
Esto significa, a grandes rasgos y teniendo en cuenta que queda aún mucho trabajo por delante, que se puede usar esta proteína para tratar la sangre procedente de cualquier donante. Dicho de otro modo: se puede transformar cualquier tipo de sangre en sangre del tipo 0, sangre universal. ¡¡Chiaaaaaa-naaa-naaaaaaaan!! Acojonante… ¿o qué?. No hace falta que os cuente las implicaciones que puede tener este descubrimiento. Imaginaos, por ejemplo, lo que significaría para esa pequeña fracción de la población con grupos sanguíneos raros. Simplemente fantástico.
Pero bueno, para qué invertir en ciencia cuando podemos invertir en fútbol ¿verdad? No vaya a ser que se pongan en huelga…