– ¡A los buenos días! ¡Y con dios!
– ¡Y con la virgen!
– ¡Y con la virgen!
– ¿Y tu padre? No me digas que también ha abdicado.
– En llegando está. En llegando.
– Que es gerundio.
– Ahí lo tienes.
– ¡Hombre! El pasionario. Estarás contento, amigo.
– Hasta el rabo todo es toro. Piano, piano.
– Rayita en la pared… pero ¿qué está pasando? ¿Tú con expresiones taurinas? ¿Y dónde me vienes con esas… papitas bravas republicanas?
– Salsa brava, mostaza y un toque (ligero toque) de mermelada de mora silvestre.
– Fino te me pones. Y taurino. Y asilvestrado. Pero no, indigestiones a otro, que ya regulo sobremanera con tus «cafelitros».
– Santi, échale ahí un… dos cafelitos, mejor.
– ¿En caña?
– Siempre.
– Telediario y medio, amigo.
– Los que le van a dar a las «maninfestaciones» estas que nos traéis. Y sí, sí, sí, que no son cuatro gatos hoy, pero que lo serán mañana. Y si no, al tiempo, amigo. Que el tiempo todo lo cura. Y que todo hay que pasarlo.
– Tú lo has dicho, amigo. Todo hay que pasarlo. Y casi cuaren… ¡78 años ya! pasándolo son más que suficientes.
– Te creía más joven. Lo disimulas bien.
– Di sí, mula. Di si al Preparao’, que te creo más solo que la una a poco que sople de barlovento.
– Habrá que ir a echarse un cafelito a ese tal Lovento. En caña, siempre.
– Tú siempre tan decurrente. Se nota que estás a régimen.
– Muchas ganas, mucho vinagre, pero poca chicha. Que no, que los españolitos de a pie ya no estamos a plan, a ver si te enteras. O a régimen, como lo quieras mentar. Que estamos en época de razonamiento, no de racionamiento. Que os gusta mucho eso de dar bocados sin dientes, o de ladrar antes que morder. Podemos, sí, pero no solo flores, y no solo las de primavera. Y vayamos a lo posible, seamos realistas. Morir de pie… ¡claro! Pero en la caída acabarás arrodillándote. Dime el sabor que tiene la tal república esa y te diré de cuánta sal carece. No, salao’, no se me va la vida en un color, sino en la paleta.
– Hablando de pasionario… a veces me cuesta adivinarte el viento, saltimbanqui, que lo mismo te sé de levante que me arreas de poniente. Bravo a tientas, bravucón a barrancas. Pero yo te respondo, querido amigo: no quiero Pulgarcitos que me indiquen el camino, ni a corderos con piel de lobo. Tampoco quiero a presumidos carentes de sentido binario: si o no. ¿Tan difícil es? Gerencia, no herencia.
– Mira, a mí que me quiten lo bailao’. No sé tú, pero gramaticalmente yo me siento alineado. Y, sí, prefiero al Preparado que al emparedado. Y antes al emparentado por herencia que por gerencia, que por lo menos al primero lo cato desde la cuna, pero el segundo a saber a qué altura de la cuna salta a la palestra. Las cartas sobre la mesa, nada de ases en la manga.
– Y se nos enfría el café…
– Dos cañas ya, anda. En vaso ancho, por favor. Y sin #republibravas.
Fe de erratas (20º párrafo):
– Di sí, mula. Di si* al Preparao’ […]
Sería:
– Di sí, mula. Di sí al Preparao’ […]